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El área sanitaria pisa el acelerador de la campaña de vacunación. Estos días, los enfermeros compaginan primeras y segundas dosis entre pacientes de 60, 70 y 80 años. El objetivo: administrar en el mínimo tiempo posible todas las dosis que lleguen a la provincia. En el caso de los mayores inmovilizados (en torno a 3.000), los sanitarios viajan estos días hasta sus domicilios con la vacuna bajo el brazo. Los profesionales consiguen salvar las dificultades logísticas y completan, poco a poco, la inmunización del colectivo.
Las enfermeras Eva Padrón y Sandra García reciben cada mañana los lotes de dosis diarios en el centro Valle Inclán de la ciudad, junto a varias compañeras. A primera hora, organizan el día, comprueban la temperatura de las vacunas y hacen las llamadas necesarias. “Las metemos en la nevera portátil ya cargadas, para ahorrar tiempo al llegar a los domicilios”, explica Padrón.
La mayoría de trayectos se realizan en taxi, pero en su caso, la proximidad de las viviendas (muchas de ellas, en el entorno del centro), viajan a pie. “Hoy (por ayer) tenemos unos 30 pacientes, más o menos. Nos falló alguno, pero en general, la acogida es siempre muy buena”, señalan. La carga de trabajo es importante, pero ambas enfermeras reconocen la alegría de formar parte de la campaña: “Estás formando parte de un hito histórico, y ves el agradecimiento de la gente que quiere vacunarse de una vez”.
La sanitaria llama al timbre de la vivienda del paciente (ÖSCAR PINAL)
Las enfermeras salen del centro sanitario con la nevera, donde transportan las dosis justas para los pacientes. Al llegar a cada portal, tocan al timbre, confirman el domicilio y suben. “Tiene que ser un proceso rápido”, señalan. Ayer por la mañana, visitaron a Mercedes, una vecina de la calle Curros Enríquez. Su nuera, María Olga Varela, recibió a las sanitarias y las guió hasta la paciente. En menos de tres minutos, Mercedes ya estaba inmunizada contra el coronavirus, ya que le tocó la vacuna Janssen, de tipo monodosis (por eso es la inyección que el Sergas utiliza en este colectivo). “Que sea solo una dosis es más cómodo tanto para el propio paciente como para nosotros”, resume García.
“Ahora, en los próximos 15 minutos, si notan algo raro, puede llamar al 061 y le explica qué pasa y que acaba de recibir la dosis. Pero bueno, no tiene que pasar nada”, apuntó Padrón. Mientras las enfermeras recogían el material, Varela respiró aliviada: “Quedamos máis tranquilos, a verdade. Eu tamén recibín xa a primeira dose, así que pouco e pouco xa estamos protexidos contra o virus na casa”.
Al salir de cada domicilio, Padrón y García consultan ya cuál es la próxima visita. Cuando finalicen la jornada, deben volver al centro de salud, devolver el material y enviar la información referente a los pacientes vacunados a Saúde Pública.
Las profesionales administran una treintena de vacunas cada día.
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