Un vecino de O Couto llevaba al menos dos semanas muerto

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El trapo en el tendal y las persianas bajadas alertaron al vecindario sobre la falta de actividad en la casa

A los vecinos de José Benito C.L., quien llevaba muerto en su casa al menos dos semanas, no les alertó el mal olor procedente de la casa, como suele ser habitual en estos casos, sino el mismo trapo colgado en el tendal desde hacía más de un mes, que se mojaba una y otra vez con el agua de lluvia, y las persianas bajadas.

Integran una pequeña comunidad de diez vecinos y entre todos había preocupación por saber qué le ocurría a inquilino del bajo derecha del número 32 de la calle Antonio Puga. Todo ellos se llevaron un mazazo el pasado jueves cuando, a última hora de la noche, los bomberos entraron en su casa y lo encontraron muerto en el suelo, a la entrada de la cocina, cuya ventana, que da a la parte de atrás, estaba abierta. Llevaba, según las primeras apreciaciones de la forense, al menos  dos semanas muerto.

 "No sabíamos dónde estaba porque tiene otra casa, además era una persona muy independiente que, aunque era muy agradable, no se relacionaba mucho con el resto, pero a alquien de los pisos superiores le llamó al atención que tuviera un trapo colgado en el tendal desde hacía más de un mes y las persianas bajadas", explica una de las vecinas, quien reconoce sentirse "con muy mal cuerpo" y apenada por el desenlace final. 

Los vecinos se sienten muy apenados por el trágico desenlace. Localizaron a una prima que dio la voz de alarma a Emergencias

José Benito, quien pocos días antes del confinamiento cumplió 77 años en soledad, era un viajero incansable -había sido cartero y estaba jubilado- pero esta opción la desecharon rápidamente con el actual estado de alarma por emergencia sanitaria.

En un primer momento, siguieron los cauces reglamentarios. Nadie sabía el teléfono móvil de la víctima y se pusieron en contacto con la gestoría que lleva la comunidad para que comunicase con él. El personal de la oficina lo llamó en varias ocasiones, a diferentes horas del día, pero al otro lado del teléfono siempre salía la misma voz monocorde que avisaba que estaba apagado o fuera de cobertura.

Nadie entraba ni salía del bajo  derecha por lo que los vecinos intentaron contactar con la familia. Una de las vecinas conocía a una cuñada de la prima, la que finalmente dio la alarma. Esta última, que también avisó a otro primo, fue quien finalmente contactó con Emergencias y la Policía Nacional para entrar a la casa y ver qué ocurría. No estaba revuelta, no había signos de violencia, pero sí  basura acumulada en las distintas estancias. Todo apunta que José Benito C.L. murió de muerte natural. 

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