Ourense

Coronavirus en Ourense: Vecinos convertidos en delatores

OURENSE 9/04/2020.- Historias del coronavirus  José Paz
photo_camera Ourense, en estado de alarma// José Paz
En el nombre del civismo, son varios los alcaldes que están alentando conductas no muy democráticas, solicitando a los ciudadanos a través de bandos que vigilen la llegada de foráneos o examinen si sus convecinos cumplen las normas sanitarias.

Cuando las propias autoridades azuzan, lógicamente los ciudadanos se sienten respaldados. Miradas furtivas entre las cortinas, llamadas de teléfono en voz baja para curiosear lo que hace el hombre con el que hasta hace poco charlaban animosamente en la fuente o en el supermercado... Algunas autoridades locales han puesto a sus vecinos a vigilar, especialmente en el rural, y la quiebra de la convivencia es una de las amenazas que se ciernen sobre la provincia ante la llegada del "día después". Algunos concellos de la provincia han optado en las últimas semanas por pedir a los vecinos que llamen a la Guardia Civil si detectan movimientos extraños.

Del "se detectades algún veciño con necesidades facédenelo saber" al "chamade a Garda Civil se hai algún que está facendo algo que credes que está mal". Estas nuevas directrices han generado una situación que pone en riesgo la convivencia en muchas aldeas, donde los vecinos dudan sobre la conveniencia de poner en alerta a unos sobre otros, señalándose al más puro estilo dictatorial.

Descarga de responsabilidad

Los concellos están registrando desde el inicio de la pandemia de COVID-19 un ritmo frenético, que les lleva incluso a remitir más bandos a los ciudadanos de los que estos son capaces de digerir. Muchos de ellos van dirigidos a fomentar los "chivatazos", camuflando una labor que debería corresponder a las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado y del personal municipal en un acto de buen ciudadano.

Muchos alcaldes están preocupados, lo estaban incluso más al principio, por la proliferación de gente llegadas desde otros puntos del país. Algo que si bien es comprensible, no debería transformarse en las tensiones que tantos y tantos mensajes incendiarios empiezan a causar en muchos puntos de la geografía ourensana.

Una herida que puede ser difícil de cicatrizar se está abriendo. "Non imos tolerar as accións temerarias daqueles que incumpren as normas leven ao traste todas aquelas medidas de protección que tanto custou conquerir", advertían los concellos del área sanitaria de Trives, al tiempo que se dirigían a los vecinos: "No caso de que teñan coñecemento do acceso de persoas que incumprindo as medidas legais entren no noso territorio durante este periodo de excepcionalidade, contacten directamente coa Garda Civil".

En Xunqueira de Ambía, también optaban por esta controvertida línea. Por un lado, advertían de que pondrían en conocimiento de las autoridades a quien se saltase el confinamiento, al tiempo que volvían a descargar parte de las responsabilidades en el vecindario: "Pedimos a colaboración de todos e todas, no caso de que teñan coñecemento do acceso de persoas que incumprindo as medidas legais se acheguen ao noso concello. Poden contactar directamente coa Garda Civil", indicaba el alcalde en un bando. En la misma línea, el Concello de Xinzo tildaba en un escrito como "temerarios" a los que se desplacen a segundas residencias e incluso invitaba a los vecinos a "facer cumprir" las medidas.

Bandos similares

Es parte del dietario de los bandos, ya que casi todos los que se han distribuido la pasada semana parecen seguir el mismo patrón, sin aclarar en ningún caso qué criterio puede tener el vecino que debe "facer cumprir" a los demás un confinamiento que, por otra parte, tiene claras excepciones que no son tan fácilmente controlables.

Lo que en la primera semana de confinamiento se terció en una ola de solidaridad sin precedentes, en la que los concellos emitían comunicados donde pedían a la gente que les ayudase a localizar a gente con necesidades, se ha tornado en una especie de juego del escondite en el que muchos vecinos, espoleados por sus propios regidores, han convertido la vida de pueblos, villas y, por supuesto, también la ciudad, en una justicia de balcón que preocupa, especialmente por las consecuencias que esto pueda acarrear de cara a la convivencia. Diferentes grupos creados en las redes sociales para fomentar la convivencia vecinal se han transformado en ocasiones en severos muros de lapidación hacia los que llegaron de fuera –incluso cuando era totalmente legal hacerlo– y señalando a muchos ciudadanos que solo hicieron en un momento dado el ejercicio de su derecho a la movilidad o que, si bien lo realizan ahora, en muchas casos tienen su motivo para hacerlo. 

De aquellos polvos, los lodos actuales, que han sometido la convivencia  al yugo de ciertos "justicieros" a los que las autoridades han dotado de una presunción de veracidad que puede resultar peligrosa. 

En la misma línea que otros concellos, esta semana el Concello de Cortegada pedía a los vecinos con segundas residencias que se abstuviera de ir, y también espoleaban a esa especie de  patrullas ciudadanas. "Si observan presencia de personas no residentes se ruega lo comuniquen al ayuntamiento. Las mismas directrices que emitía en una bando el pasado día 4 la alcaldesa de Petín, que pedía a los vecinos que "contacten directamente coa Guardia Civil".

Bando del Concello de Cortegada, animando a denunciar.

El móvil como refugio

Mientras esto continúa, muchos vecinos siguen valiéndose de aplicaciones variadas, como SocialDrive, usada en su mayor parte de ocasiones para evitar controles de tráfico, ahora para delatar a sus vecinos."Gente sentada en un banco en Matusiños (A Merca)", "mucha gente en la OU-212 en Avión", "gente de charla en el parque de Santa Teresita" o "gente de paseo en Carballeda de Avia" son algunos de los últimos avisos en una red social que, como otros grupos variados en redes sociales, se han convertido en el disparadero perfecto para volcar animadversiones.

"Si veo a alguno lo tendré que denunciar a la Guardia Civil. Ya sé que somos vecinos y amigos pero este virus no perdona", advierte un vecino en uno de los grupos de una conocida red social, en actitud amenazante. A lo que responsable una razonable vecina: "Lo que  hace falta es la responsabilidad de cada uno, pobres vecinos con tu escasa solidaridad". Y sentencia otra: "Si cada uno arreglase su vida le iría mucho mejor...". Mientras, continúa abierta la veda. Sálvese quien pueda.

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