La muerte violenta de Albina Nesterova dejó estupefactos a los vecinos tanto de San Miguel do Campo como de Armariz. En el primer núcleo de población, una vecina explicaba ayer que por el camino en el que apareció “vai xente pasear, incluso levan os cans”. Sin embargo, los habitantes prácticamente no se enteraron hasta que trascendió la noticia: “Vin a ambulancia pero non me enterei de nada”. Ahora, el vial está marcado a fuego: “Eu xa non vou camiñar por aí nunca máis”.
En Armariz, los vecinos de Nesterova señalaban la poca vida social y apertura al exterior de la pareja. “Eran moi reservados”, explicaba un residente mientras cortaba leña. “Ultimamente deberon comprar un coche. Agora tiñan un novo”, comentaba. A su lado, una mujer relataba que “algunha vez pasei no coche, acenáballes así -haciendo un gesto de saludo- e daban a volta”.
Un habitante de avanzada edad que reside a escasos metros de la vivienda de Nesterova era claro: “Practicamente non falei nunca con eles. Estaban aí, saían tirar o lixo e escapaban seguido. Nin un ‘buenos días’, nin un ‘buenas tardes”. Los vecinos no comprenden la falta de relación: “Compraron esa casa e aí quedaron”, aunque podría ser una cuestión idiomática. “Dicía ‘no entiendo, no entiendo’, metíanse para dentro... e nada”, apostillaba, antes de relatar cómo, cuando coincidían en la acera, el británico incluso llegaba a cruzar la calzada para esquivar a sus vecinos.
