CRÓNICA

“A ver se os okupas marchan dunha vez"

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El inicio de las obras de la Plaza no ha puesto solución al conflicto con los okupas de los puestos. Al menos una pareja sigue viviendo en uno de los locales, mientras el gobierno local espera la orden judicial de desalojo.

Los operarios de las obras de la Plaza de Abastos trabajaban ayer en compañía de la Policía Local. Los agentes llegaron a primera hora para comprobar que no había okupas en los locales abandonados, y se quedaron durante toda la mañana para ofrecer protección a los trabajadores y evitar posibles conflictos. 

La actividad de derribo se centra, por ahora, en los puestos anexos al puente de Progreso, ya que en aquellos más cercanos al edificio todavía viven okupas. "Aí parece que xa non queda ninguén, pero algúns aínda están, a ver se marchan dunha vez", apunta una placera. Ayer por la mañana todavía se podía ver a una pareja salir de uno de los puestos acompañados de un perro, mientras los operarios continuaban con su labor. Aunque desde el gobierno local se los intentó reubicar en el hogar del transeúnte municipal de forma temporal, lo cierto es que los okupas rechazaron la oferta. A falta de una orden judicial de desalojo, los agentes de la Policía Local no pueden echarlos a la fuerza. "No tiene sentido, ¿tienen más derecho ellos que los trabajadores?", reflexiona Emilio González, "Milucho", presidente de la Asociación de Comerciantes de la Plaza. 

Los placeros aseguran que estos días se pudo ver a varios okupas abandonando el espacio, aunque no a todos. "Eu vin a unha das mulleres cunha maleta marchándose, e seica levan tempo movendo cousas para outro sitio", apunta una rianxeira. Para muchos, la "inacción" del gobierno local provocó que el conflicto se enquistase: "Se precintasen a zona como é debido non tería pasado isto, que pasou máis dun ano e seguen vivindo aí, tan tranquilos, coma se fora seu. Eu teño visto a moita xente que para aí para levarlles comida, aínda por riba!". 


Inseguridad


Clientes y comerciantes de la Plaza explican que la inseguridad ha ido aumentando con el paso de los meses, hasta provocar que cada vez sean menos los vecinos que caminan por la zona cuando cae el sol. Entre la lista de incidentes, los okupas reventaron las ventanillas de varios coches aparcados en el entorno de la Plaza –el último, con la ayuda de una señal de tráfico–, y destrozaron el tejado de varios locales para poder acceder a su interior. "Non é o que che rouban, porque na maioría dos casos non tes moito diñeiro, é a molestia e os cartos que tes que gastar en arranxar o local", apunta una comerciante. 

Ahora que las obras han dado inicio, y a la espera de qué pasará en los próximos días, Emilio González deja clara su preocupación. "Si se quedan en el entorno de la Plaza, las obras van a ser más negativas que positivas, porque como se instalen en el rianxo... Los trabajadores que llegan allí a las cuatro de la mañana tienen derecho a poder hacer su trabajo con normalidad y no tener que lidiar con nadie, y mucho menos, si hay violencia de por medio", explica. La asociación pide "más vigilancia" en la zona, para evitar que el conflicto permanezca en la Plaza de Abastos. "A min nunca me dixeron nada nin me fixeron nada, tamén é certo que chego máis tarde co resto. Ás veces viña unha muller a coller auga, moi educada. Tamén é certo que non é sinxelo vivir así", apunta una rianxeira. "Aos que temos postos téñennos fritos, entran, forzan a persiana ou a porta e rebentan todo", aseguran desde uno de los puestos. 

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