Vida OurenSana

Valioso y milenario olivo

Un grupo de olivos en una campiña.
photo_camera Un grupo de olivos en una campiña.
Su crecimiento es muy lento y su longevidad puede superar los 3.000 años

El olivo, Olea europea, es un árbol de copa redondeada, originario de la cuenca mediterránea y de Asia Menor, perteneciente a la familia de las Oleáceas, que se encuentra en todas las regiones del mundo donde el clima le es favorable, pues exige calor y no soporta las fuertes heladas. El nombre deriva del latín olivum que a su vez parece provenir del griego élaion y éste del celta eol. Su crecimiento es muy lento y su longevidad supera los 3.000 años. Algunos ejemplares del Huerto de Getsemaní se estima que superan los 2.000 años. Sus raíces son más bien superficiales. Su tronco, tortuoso, es grisáceo al igual que sus ramas. Sus hojas perennes, lanceoladas y opuestas, son verdes en el haz y blanquecinas en el envés. Sus flores pequeñas y blancas aparecen, formando ramilletes, en mayo o junio. El olivo inicia su plena productividad a los 10 años de ser plantado. De su fruto, la aceituna u oliva, de color verde que se torna morado o negro en la madurez, se extrae el aceite, elemento típico y esencial de la cocina mediterránea. Para ello se recogen a finales de octubre o diciembre.

Su madera, dura, de color marrón y con vetas oscuras, es muy apreciada en ebanistería, constituyendo además un excelente combustible; muy apta para fabricar carbón. Las hojas frescas son utilizadas, por sus propiedades medicinales, para combatir la presión arterial, el colesterol y la glicemia, dado su efecto diurético y vasodilatador. A su vez, las hojas secas son usadas, una vez cocidas, contra la gota y el reumatismo. El aceite de oliva constituye un alimento precioso ya sea por sus vitaminas que por su actividad antioxidante. Es también un buen remedio para curar las úlceras gastrointestinales, la flatulencia, los cálculos renales y externamente para los eccemas y la soriasis. Se usa también en la industria cosmética para fabricar jabones y ungüentos. Por todo ello, el olivo formó parte de los árboles preferidos por los monjes camaldulenses.

Se trata de un árbol de leyenda, tradición, valor económico y paisajístico. Se encontraron algunas ramas fosilizadas en las tumbas egipcias de hace 4.000 años y se sabe que era cultivado ya en Creta hace 3.000 años. Posiblemente los fenicios introdujeron también su cultivo en Italia, España y posiblemente en la Francia meridional.

Fue objeto de un particular culto en la antigüedad. De hecho, en Grecia era considerado un árbol sagrado. La diosa Atenea compitiendo con Poseidón, venció al hacer florecer un olivo, pudiendo así dar su nombre a la capital del Ática, Atenas. Los triunfadores en los juegos olímpicos eran coronados con ramas de olivo. En la Biblia, posee un rico significado; así, por ejemplo, en la Tierra prometida, las aceitunas, juntamente con los higos y las uvas, eran señal de prosperidad y bendición de Dios. Y en el libro de la Génesis aparece como símbolo de la paz sellada por Dios con el hombre, cuando la paloma, para anunciar el fin del diluvio universal a Noé llevó en el pico un ramo de olivo. A reyes y sacerdotes se les ungía con aceite de oliva y aun hoy se usa este aceite para las celebraciones de diversos sacramentos como el bautismo, la confirmación, el orden sacerdotal y la unción de enfermos. En la fiesta de san Blas, el 3 de febrero, se acostumbra a ungir la garganta de los fieles recordando el milagro de San Blas que salvó a un niño que se estaba ahogando con una espina de pescado.

A la Gallaecia llegó posiblemente en el siglo I a través de los romanos, aunque esta hipótesis no está probada científicamente. En As Ermitas, en Viana del Bollo, y en algunas zonas de la Ribeira Sacra sobreviven los olivos centenarios más valiosos de Galicia. O Ribeiro es una de las grandes zonas productoras de aceite en Galicia, en la confluencia de los ríos Miño, Avia, Arnoia y Barbantiño. Existen algunas variedades autóctonas cuyas aceitunas son de gran calidad.

El olivo, muy presente también en mi tierra de la Umbría, donde le confiere al paisaje una cierta melancolía espiritual, es uno de mis árboles predilectos.

Te puede interesar