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El helecho común

El Pteridium aquilinum, denominada en castellano como “helecho común” o “helecho águila”, es el helecho de más amplia difusión en Galicia, donde se le conoce con los nombres de fento, fieito o folgueira, entre otros muchos. Se trata de una planta herbácea perteneciente a la familia de las Dennstaedtiáceas que pueden alcanzar hasta los 2 metros de altura. Se propaga por esporas, ya que carecen de semillas y flores, aunque sí poseen, como las plantas vasculares, tallos, hojas y un fuste subterráneo muy desarrollado llamado rizoma, de color marrón y cubierto de pelos oscuros, que cada año emite raíces. El tallo o peciolo es recto, rígido y surcado, con la base ancha y densamente pilosa. Se encuentra en los claros de los bosques, en zonas de pastos, en los bordes de caminos, en pinares y robledas. Debido a su resistencia a condiciones ambientales adversas y a su capacidad de adaptación a diversos terrenos, es una especie invasora, que coloniza ampliamente áreas muy degradadas o devastadas por incendios, poblando densamente y en breve tiempo grandes superficies e impidiendo que prácticamente ninguna otra hierba crezca a su sombra. Es un buen indicador de la presencia de agua ya que su rizoma carnoso la busca en zonas principalmente húmedas.

Etimológicamente el nombre Pteridium deriva del griego pteron, que significa “ala” y el epíteto aquilinum del latín, que significa que tiene forma de “águila”, posiblemente por la forma de las hojas cuyo perfil semeja a las alas de las águilas.

Estas hojas, conocidas como “frondes”, grandes, de perfil triangular y constituidas por pinnas de color verde, constituyen la parte fotosintetizadora de la planta. Tienen la superficie superior lisa y el envés peloso. En otoño se vuelven marrones. Las nuevas frondes se expanden desenroscándose de una espiral de la zona apical. Los esporangios desarrollan esporas globulares que se agrupan en los soros lineares situados en el envés de las frondes. La esporificación inicia al final de la primavera y se prolonga durante todo el verano y las esporas, pequeñas y ligeras, son dispersadas por el viento.

Está catalogada como una planta tóxica, debido a la presencia de sustancias cancerígenas. De hecho, las poblaciones que consumen asiduamente los brotes tiernos de las frondes a modo de espárragos, presentan elevados índices de enfermos con cáncer de esófago o estómago. Además, las frondes contienen un enzima que destruye la vitamina B1 del organismo. También son conocidos desde antiguo sus efectos venenosos en bovinos y equinos. En el mundo rural, las frondes secas eran muy utilizadas para encender fuego, para chamuscar el pelo de los cerdos en la matanza, para empacar productos del campo, para mantener secos a los animales en las cuadras y también como estiércol. Asimismo, son útiles en la industria textil para teñir la lana. Los rizomas pueden sustituir al lúpulo para la elaboración de cerveza artesanal, y secos y molidos producen una harina de baja calidad. Su decocción es empleada en la industria de los curtidos. A pesar de su toxicidad, el helecho posee propiedades hipotensoras, diuréticas y vermífugas, especialmente para combatir las lombrices, pero en ningún caso es recomendable su uso casero.

Si bien todos los helechos simbolizan, en el lenguaje de las plantas, la humildad, el Pteridium aquilinum, especie que encontré abundantemente todo a lo largo de mi camino desde la Umbria hasta la Galaecia, es, por sus características, una de mis plantas favoritas: resistente a las adversidades, sin ninguna pretensión de terrenos para habitar y que se extiende por todas partes. El helecho común, hace además referencia, como todos los helechos, a la sinceridad, al misterio y a lo desconocido. En la mitología griega era una planta dedicada a Pan, el dios de los pastores y de los rebaños. La mística Hildegard de Bingen, en su obra Physica, le atribuye la capacidad de exorcizar el maligno, poniendo esta especie en relación con la Salvación de Cristo.

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