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VITICULTURA
La agricultura es un sector muy cambiante. Algunos años, las condiciones meteorológicas favorecen una cosecha buena, tanto de calidad como abundancia, lo que puede llegar provocar incluso un exceso de producto, siendo además productos perecederos en su mayoría. También hay el caso contrario, las condiciones son malas y la cosecha es baja, en calidad y cantidad. Para evitar que los agricultores sufran de estas fluctuaciones, hay medidas que minimizan estos riesgos, como por ejemplo, la destilación de crisis.
La destilación de crisis es una medida que toma el gobierno de un país para comprar el excedente de vino del sector vitivinícola y convertirlo en alcohol desnaturalizado o alcohol etílico. El alcohol resultante de la destilación de crisis se utilizará exclusivamente con fines industriales, incluidos los de desinfección o farmacéuticos, o con fines energéticos a fin de evitar el falseamiento de la competencia.
La principal función de la destilación de crisis es reducir las pérdidas de los agricultores por el exceso de producción. Si un viticultor tiene un exceso de producción, puede que haya productor que no pueda mantener ni tratar, por lo que acabaría perdiendo, convirtiéndose en pérdidas, la destilación de crisis se activa para comprar este exceso cuando es un caso generalizado, reduciendo así las pérdidas del sector.
La destilación de crisis es una situación que asociaciones como Cooperativas Agro-Alimentarias de España, que agrupa a las cooperativas agrarias españolas, considera imprescindible para hacer frente a una situación especialmente complicada, como por ejemplo el año pasado, en el cual fue activada la destilación de crisis en varias comunidades, la invasión rusa de Ucrania.
En resumen, la destilación de crisis es algo que se solicita cuando la oferta es muy alta y la demanda se mantiene baja, buscando minimizar pérdidas en el sector agrícola.
Los fondos con los que las comunidades autónomas abordan la destilación de crisis proceden de su ficha financiera del Programa de Apoyo al Sector del vino (PASVE). En Galicia, las bodegas que deciden acogerse a esta fórmula reciben una ayuda de la Consellería do Medio Rural a cambio de destilar sus excedentes de vino para conseguir alcohol desnaturalizado o etílico.
Esta situación no tiene precedentes en la comunidad gallega, pues este año será la primera vez que una denominación de origen gallega se ayuda de esta excepcional medida para reducir pérdidas.
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