¿Por qué llevan sombrero picudo? ¿Desde cuándo vuelan sobre una escoba?
Cualquier otro año, faltarían pocas horas para que las hogueras chisporroteasen alegremente en la playa y el olor a sardina asada flotase por el ambiente. La pandemia ha impregnado de un halo extraño esta noche de San Juan -aunque no son pocos los irreductibles decididos a celebrarla pese a todo, también en Ourense-, pero hay algo que sigue ahí, inmutable y ancestral: la certeza de que hoy las meigas suben a sus escobas y atraviesan el cielo de la noche más mágica del año.
Aún así, pensándolo bien… ¿por qué las brujas viajan en escoba? ¿Por qué tienen sombreros de punta, o lucen hórridas verrugas en sus narices de trasgo? Este es el tipo de preguntas a las que vamos a buscar respuesta en este artículo: 5 curiosidades sobre meigas, brujas, hechiceras y demás seres mágicos con las que podrás sorprender a tus amigos alrededor de la hoguera… cuando estas vuelvan a celebrarse, claro.
1 - ¿De dónde vienen el sombrero de las meigas?
Aunque vivamos en la época de Maléfica, Bayonetta o Sabrina, es muy probable que cuando piensas en una meiga, o en una bruja, la imagen que te venga a la cabeza sea parecida a esta:
¿Por qué? Sobre el sombrero, hay varias hipótesis: algunos apuntan a las “brujas” de Subeshi, tres momias de entre los siglos IV y II a.C. encontradas junto a la Ruta de la Seda portando unos curiosos tocados puntiagudos. Otra teoría habla de como en 1215 el Concilio de Letrán emitió una orden para identificar a los judíos: todos ellos debían llevar un sombrero en punta -llamado Judenhat-, que posteriormente se asociaría a la magia negra o la adoración a Satanás.
Hay más hipótesis, como la de que viene del sombrero típico de las alewives británicas: eran mujeres que elaboraban cerveza en su casa y la vendían, y sus competidores -hombres- les acusaron de vender cerveza diluida o contaminada, generando una leyenda negra. Sea como sea, lo cierto es que la imagen quedó cimentada con una hechicera muy concreta: la Bruja Mala del Oeste, que ponía complicadas las cosas a Dorothy en “El mago de Oz”.
2 - ¿Por qué las brujas vuelan en escobas?
Hoy en día muchos desean volar en escoba gracias a la saga de “Harry Potter” -donde este método de transporte protagoniza su propio deporte de masas, el Quidditch-, pero esta imagen de una meiga surcando el cielo estrellado sobre un enser doméstico viene de muy atrás. En concreto -según recoge Clara González en Verne-, algunos consideran que la primera representación de una bruja volando sobre su escoba viene del manuscrito iluminado “Le Champion des Dames”, del siglo XV.
El investigador Jordanes de Bergamo, de la misma época, ofrece una posible explicación a la relación entre brujas y escobas: señala que estas curanderas solían aplicar ungüentos sobre una vara y montar en ella desnudas, ya que en la zona vaginal se incrementaba el efecto de las mezclas de hierbas. En los juicios de brujería, recoge este autor, algunas acusadas de brujería declararon sentirse levitar al entrar en contacto con las sustancias alucinógenas presentes en el palo de la escoba.
3 - ¿Por qué son tan feas?
Recientemente hemos visto un buen puñado de brujas físicamente hermosas -hemos citado ya unas cuantas, y podríamos añadir a la lista a Melisandre, de “Juego de Tronos”, o Scarlet Witch, del universo Marvel-, pero no siempre fue así. De hecho, la representación tradicional es de una extrema fealdad: es consecuencia del triunfo del cristianismo, que rechaza los cultos satánicos y la magia negra. Las practicantes de este tipo de meigallos, pues, habían de ser representadas también físicamente como seres horrendos.
4 - Pasamos a Galicia, ¿de dónde viene la palabra “meiga”?
En realidad, el salto que hay que dar para llegar a la palabra “meiga” no es demasiado grande: el término viene del latín “magîca”, forma femenina de “magîcus”. Significa, claro, relativo a la magia, o “hechicera”. “Bruja”, por cierto, viene del vocablo celta “bruxtia”, que significa “encanto” o “hechizo”.
5 - ¿Sabías que no hay un único tipo de meiga?
De hecho, las leyendas y cuentos populares gallegos están plagados de meigas, de todo tipo y tamaño.
Están, por ejemplo la meiga chuchona -que tiene más de vampiro que de hechicera, y chupa la sangre a los niños para sus pociones-, la marimanta -que roba y hace desaparecer a los pequeños- o la lavandeira, que lava ropa manchada de sangre y maldice al caminante. La lista sigue y sigue, de la cartuxeira a la agoreira, pasando por las damas do castro, pero valgan estos ejemplos para dejar claro que -especialmente esta noche- habelas, hailas.
