Dos lápidas para un muerto en Trives

En el verano de 1982, un vecino de la comarca de Trives falleció y, al no tener hijos, la herencia fue para los sobrinos. Casi 42 años después, se celebró un juicio en el que una mujer demanda ser reconocida legalmente como su hija, lo que la convertiría en la única heredera.

Para demostrarlo, aporta una prueba de ADN que muestra que al 99,99% sí que son padre e hija. El problema viene en la fiabilidad de dicho test, ya que se pone en duda si se rompió o no la cadena de custodia. La vista por este caso se celebró este martes en Trives ante la gran expectación de vecinos que llenaron los juzgados, unos iban como testigos y otros simplemente como público. Hasta estaba una mujer con el carro de la compra, quien abandonó el edificio previo a que empezase la vista no sin antes aconsejar a algunos de los presentes que hay que disfrutar la vida “porque estamos de paso”.

"Levei as mostras dos ósos ao Barco para envialas a Madrid por Seur"

El primero en declarar fue el perito que tomó las muestras, un testimonio clave para dilucidar si se siguió la cadena de custodia correctamente. En su declaración, indicó que fue con la demandante y un trabajador de la funeraria al cementerio de Trives para buscar los restos del hombre fallecido, los cuales “estaban nunha caixa, non os exhumei”. Allí indicó que cogió las muestras de “ósos longos como o húmero e o fémur”, los cuales metió “nunha bolsa” y los envió a Madrid, sin hacer previamente ningún reportaje fotográfico. “Leveinas ao Barco para envialas a Madrid por Seur”, afirmó.

El traslado se produjo el 7 de febrero de 2023, sin embargo, el testigo dijo que tomó las muestras dos o tres años antes. Ante esta situación, el letrado le preguntó dónde conservó los restos hasta que los mandó a Madrid, algo que el perito no supo explicar, ya que se limitó a decir que, según las recogió, las envió y que igual se había equivocado en las fechas.

Además, señaló que llevó a cabo este proceso “a título privado, no había ningún procedimiento judicial ni pedí permiso sanitario”, simplemente señaló que fue por encargo de la demandante, sin tener el permiso de la familia del fallecido.

Análisis en Madrid

El perito que analizó las muestras en Madrid fue el segundo testigo, que según dijo se trataba del fémur, cúbito, radio y vértebras. En su declaración, indicó que el resultado de su informe es que al 99,99% el fallecido es el padre biológico de la demandante.

Sobre la autorización para la toma de muestras, afirmó que “no conocía si tenía autorización para hacerlo”, aunque en su opinión sí que se respetó la cadena de custodia de los restos. Admitió también que en el informe no se señala la fecha de recogida ni el cementerio en el que se hizo.

Una vez se habló de la cadena de custodia, tocó esclarecer dónde había sido sido enterrado el hombre. Para ello, resultaron claves los testimonios de sus amigos, quienes señalaron sin lugar a dudas que la inhumación se hizo en el cementerio de San Mamede. Coinciden con lo que aseguró el cura que, aunque no ejercía en aquel momento, consultó las actas de esas fechas que indican también que fue enterrado en San Mamede.

Aclarado este asunto, la siguiente pregunta que hay que hacerse es la siguiente: si fue enterrado en San Mamede, ¿cómo es posible que la exhumación se realizase en el cementerio de Trives? Esta cuestión la resolvió un extrabajador de la funeraria de Trives, quien indicó que por orden de su superior “sacamos los restos del cementerio de San Mamede, los metimos en un saco y los enterramos en el de Trives”. No se acuerda de la fecha exacta, pero sí recuerda que su jefe, quien le dio la instrucción, murió hace más de 20 años.

Cuando parecía estar claro que lo enterraron en San Mamede y posteriormente fue trasladado a Trives, un testigo puso en duda esta teoría con su declaración. Es empleado de la funeraria y además fue el encargado de abrir el nicho para que se tomasen las muestras.

Según su testimonio, esto ocurrió hace unos tres años y contó que el forense cogió las muestras y las metió en una bolsa de plástico, “no recuerdo bien si era de la basura o del supermercado”. El giro radical se produjo cuando aseguró que al cementerio que fue para realizar este procedimiento fue al de San Mamede, “estoy segurísimo de eso”.

Ante esto fue preguntado que cómo puede ser esto si un testigo había dicho que fueron al cementerio de Trives, a lo que respondió que “allí había unos restos”.

El juicio quedó visto para sentencia y ahora será la jueza de Trives quien deberá decidir si reconocer o no la filiación extramatrimonial y poner desenlace a esta historia

“Sempre dixo que ela era filla del, dicíallo a todo o mundo”

Dos amigos del fallecido declararon ayer en el juicio coincidiendo ambos que “sempre dixo que ela (a demandante) era filla del, dicíallo a todo o mundo a viva voz”, incluso llegaron a decir que “aos fillos de ela os consideraba os seus netos”. Uno de ellos fue su vecino toda la vida y contó que “xogabamos todas as noites xuntos ás cartas”.

El otro, completamente emocionado, confesó que el fallecido “foi o segundo pai que tiven”, vivían “porta con porta” y que cuando murió él tenía 26 años. Además, aseguró que “recibín presións para non vir ao xuízo”. “Dixéronme que non fóra a declarar porque era un neno daquelas, un rapaz de 26 anos non é neno, neno son agora”, explicó a sus casi 70 años.

Testimonio similar

Coincidió en la versión de ambos la viuda de uno de los sobrinos del fallecido. “Na familia era coñecido que ela era filla do falecido, eu oínllo ao meu marido e aos meus sogros”. También explicó que en aquella época vivía a caballo entre Lugo y Suiza, por lo que no tenía relación directa con el fallecido.

Asimismo, cabe señalar que se trata de una testigo de referencia, es decir, tiene conocimiento indirecto de los hechos objeto de su interrogatorio y que lo ha obtenido a través de manifestaciones o confidencias de terceras personas, ya que lo de que era su hija nunca se lo escuchó a él, sino a otras personas.