La residencia de mayores de Manzaneda disfrutó en la jornada de ayer de su magosto, una de las fiestas más esperadas tanto por los residentes como por el personal del centro.
Este año, la fiesta se adelantaba a su fecha habitual, pero era acogida con la mayor de las alegrías tanto entre los 37 residentes como por los 10 trabajadores que participaban en la actividad.
En la mañana de ayer, la chimenea del centro se encendía ya temprano, preparando la jornada. Los mayores, tras terminar su desayuno, se acercaron al salón viendo todo el proceso con esa mirada de ilusión con la que año tras año reciben el festejo del magosto. “Aínda que non fai moito frío e non chove, fixémolo dentro para conseguir unha maior participación e convivencia dos residentes”, explica el director del centro, Mario Crespo.
“Hoxe non tivemos tempo de facer moitas manualidades de outono, pero si nos días anteriores, facendo cousiñas de Samaín, e no que queda de mes faremos actividades relacionadas con esta estación do ano”, añade Noemí González, la educadora social.
Todos juntos pasaron la mañana conversando alrededor del fuego mientras se asaban las castañas y pelándolas, dejando este fruto listo como postre de su cocido, el menú de fiesta que degustaron ayer.
Pero la celebración no paró ahí y Santiago Álvarez, residente y vecino de Manzaneda, a sus 86 años armó la fiesta haciendo sonar su acordeón. También la usuaria María Teresa Feijoo, de 78 años, quien perteneció a la Coral De Ruada, sacó su mejor voz y animó la fiesta comenzando a cantar de manera que los demas usuarios la fueron siguiendo y disfrutaron de un día de magosto muy especial.
