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BELÉN DE NAVIDAD
En el corazón del antiguo colegio Santa Leonor, en el bajo del local de la Asociación de Antiguos Alumnos, un pequeño espacio despliega un universo de culturas, materiales y emociones. Allí, el trivés Berardo Manuel Araújo ha construido un legado que trasciende fronteras y épocas: una colección de belenes que ya roza las 400 piezas. Procedentes de los cinco continentes, cada nacimiento cuenta una historia única, transportando a los visitantes en un recorrido lleno de tradición y creatividad.
Aunque desde pequeño Berardo montaba el belén en casa por Navidad, su verdadera pasión por el belenismo surgió con el nacimiento de su hijo, cuando preparar el pesebre se convirtió en una actividad familiar. Esa experiencia inicial fue el punto de partida de una dedicación que lo llevó a participar en concursos, destacando en 1984 al ganar el primer premio de la Asociación de Belenistas de Ourense. Desde entonces, Berardo ha dedicado casi 40 años a coleccionar figuras tradicionales, compaginando su pasión con su vida diaria.
La colección, abierta al público durante todo el año, ya que el propio Berardo abre sus puertas siempre que se le solicita, es un testimonio de diversidad cultural. Desde piezas talladas en madera, cerámica o metal, hasta otras elaboradas con hoja de maíz, cuerda o tela, cada belén refleja el ingenio y la riqueza artesanal de diferentes rincones del mundo. Algunos destacan por su originalidad, como un nacimiento tallado dentro de un huevo o uno elaborado en una lata de conserva, o en una nuez, mientras que otros conmueven por su valor sentimental: piezas hechas a mano por seres queridos o recuerdos de quienes ya no están.
Entre los más de 400 belenes, hay algunos que ocupan un lugar especial en el corazón del coleccionista. Uno de ellos es un nacimiento procedente de Laponia, una región donde, según le explicaron, encontrar representaciones de belenes es difícil. Otro tesoro es el belén gallego con traje de gala, que comparte protagonismo con las primeras figuras que le regaló su mujer, de más de medio metro de altura, y que marcaron el inicio de su pasión.
Cada año, la colección se enriquece con más de una docena de nuevas adquisiciones, muchas de ellas regalos de amigos y familiares que conocen bien su afición. “Siempre aciertan al regalarme un belén, y cada vez son más los vecinos que me regalan pequeños belenes en cualquier época del año”, comenta Berardo, quien guarda parte de su colección en casa debido a la falta de espacio en la sala de exposición. Este año, parte de la colección, alrededor de 200 belenes, ha viajado a Manzaneda, donde se exhibe temporalmente durante estas fechas navideñas. Sin embargo, las visitas al local de Santa Leonor siguen siendo un clásico navideño para quienes conocen al coleccionista y desean admirar la riqueza de una colección que podría mostrar un belén diferente cada día del año.
Berardo Araújo más que una exposición, su obra es un puente entre culturas y generaciones, un recordatorio de que la magia de la Navidad se encuentra en los pequeños detalles y en las historias que conectan a las personas.
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