La alcaldesa independiente de Carballeda de Valdeorras encabezará la candidatura del PPdeG para las próximas elecciones municipales. Su asentamiento, confirmado en la tarde del viernes, no hace sino ratificar los muchos rumores que se escuchaban en la calle. Después de llevar más de 15 años como independiente en la dirección del Concello, un cargo al que accedía por vez primera en el PSdeG-PSOE, la regidora afronta su nueva etapa, con un balance de más de 30 años de experiencia en la política.
¿Qué le ofreció o qué encuentra en el PP para incorporarse a su candidatura?
Nadie me dio ni me ofreció nada. Me alarman las dificultades que, en los dos últimos años, tienen la gestión pública y los vecinos. Estoy muy preocupada por la crisis económica, que en mi Concello se palpó en las dificultades que atraviesa la pizarra. También me convenció el cansancio de militar en solitario. Pienso que éste es el momento de asumir compromisos y que cada uno aporte lo que pueda.
¿Tan difícil es gobernar como independiente?
Fue una etapa difícil, pero también supuso un reto diario. Lo afronté trabajando en unión con la gente que me acompañó. Este intenso periodo también supuso una tarea gratificante a nivel personal.
Con su marcha del PSOE, rompió su relación para siempre. ¿Qué sucedió?
Cuando empecé en el PSOE era casi una adolescente. Con el discurrir del tiempo sufrí una decepción tremenda. Vi que una cosa era lo que se explicaba y otra la realidad. El fallo con un compañero fue el detonante y me fui, pero no por este hecho en concreto, sino por el cansancio. Más que ocuparnos de cambiar la sociedad. Todo eran líos y cambios internos. Luchas de poder.
¿Espera encontrar un ambiente distinto en el PP?
En el PP siempre me trataron humanamente muy bien. En los actos oficiales nunca se me arrinconó. Incluso Manuel Fraga me trató con consideración. En la Diputación, José Luis Baltar siempre tuvo una cortesía afectuosa conmigo, como la que exhibió en mi primer acto público como alcalde. También el presidente provincial del partido, Manuel Baltar, me ha mostrado su aprecio y confianza. A Alberto Núñez Feijóo ya lo conocía antes de que accediese a la presidencia. La primera vez que estuve con él, después de asumir el cargo, fue en la inauguración de los Xulgados. Hablé mucho con él y mejoró la opinión que tenía de él. Me transmite confianza, cercanía y firmeza.
¿Cómo recibió su incorporación el PP valdeorrés?
No sé cómo la verán. Sólo puedo hablar de cómo se me trató en los últimos años y nunca fui mal vista por la gente del PP. Me trataron con consideración. Lo único que encontré fue calor de acogida.
¿Sus concejales cómo encajaron su decisión?
También se pasarán en bloque todos. Dijeron que lo veían bien y que estaban conmigo. A su vez, con los concejales del PP hay buenas relaciones, nunca tuve ningún desencuentro.
Resta por conocer la opinión de sus convecinos...
No sé qué pasará en las municipales, pero sí lo que sucede en la sociedad. Se nota un hartazgo de lo que ocurre en España y pienso que se va a reflejar en los comicios. En los últimos días, hablé con mucha gente y, para mi sorpresa, la mayoría pronunció una palabra: seguridad. Fueron muchos los que me confirmaron que nos sentimos más seguros con el PP.
Criticó mucho al anterior Ejecutivo bipartito ¿Por qué?
No tuvo un mínimo de sensibilidad para las demandas de Carballeda, sobre todo el PSOE. Cuando se trataban temas de aquí, se elegían otros concellos. No tuvo en cuenta la opinión de la alcaldesa. Creo que era partidismo.
¿Cómo observa el actual rifirrafe PP-PSOE por la supresión del Plan Laxa?
Ese programa fue realizado para los trabajadores de la pizarra que perdieron el empleo y cinco concellos firmamos un convenio. Al final, por electoralismo, se amplió a casi todos los concellos de la provincia. Además, el mismo convenio me parecía injusto. ¿Qué diferencia hay entre un parado de la pizarra y un albañil?. Con el PP empiezo a ver un encuentro. Se me escucha y tiene especial sensibilidad con Carballeda. Para buscar soluciones hay que analizar el problema y los que lo vivimos somos quienes lo conocemos. No se evaluaron los medios para desarrollar el sector. ¿Cómo llegan los transportes y por qué carreteras? ¿Cuántas veces salió la alcaldesa pidiendo ésa y otras mejoras?.
Muchas carencias comarcales son antiguas y ya existían cuando el PP gobernaba en Madrid. ¿Qué cambió desde entonces?
Siempre critiqué la incomunicación de Carballeda, tanto cuando gobernaba el PP como cuando lo hizo el PSOE. Ninguno solucionó el problema, pero unos machacaron a la alcaldesa y otros no. Unos recibían las críticas de una manera y los otros las asumían intentando que al Concello no se le concediesen obras.
¿Son consecuencia de esa forma de actuar sus enfrentamientos con el alcalde socialista de O Barco, Alfredo García?
Sí, es por lo que vengo diciendo. Carballeda está bien defendida por la alcaldesa. El regidor de O Barco traslada al Concello, asuntos que pertenecen al motor de la comarca: la pizarra. Asuntos de Confederación Hidrográfica se decidieron ahí. Yo no me metí en casa de los demás. Él cree que es el alcalde de Valdeorras y no es verdad.
Nadie me dio ni me ofreció nada. Me alarman las dificultades que, en los dos últimos años, tienen la gestión pública y los vecinos. Estoy muy preocupada por la crisis económica, que en mi Concello se palpó en las dificultades que atraviesa la pizarra. También me convenció el cansancio de militar en solitario. Pienso que éste es el momento de asumir compromisos y que cada uno aporte lo que pueda.
¿Tan difícil es gobernar como independiente?
Fue una etapa difícil, pero también supuso un reto diario. Lo afronté trabajando en unión con la gente que me acompañó. Este intenso periodo también supuso una tarea gratificante a nivel personal.
Con su marcha del PSOE, rompió su relación para siempre. ¿Qué sucedió?
Cuando empecé en el PSOE era casi una adolescente. Con el discurrir del tiempo sufrí una decepción tremenda. Vi que una cosa era lo que se explicaba y otra la realidad. El fallo con un compañero fue el detonante y me fui, pero no por este hecho en concreto, sino por el cansancio. Más que ocuparnos de cambiar la sociedad. Todo eran líos y cambios internos. Luchas de poder.
¿Espera encontrar un ambiente distinto en el PP?
En el PP siempre me trataron humanamente muy bien. En los actos oficiales nunca se me arrinconó. Incluso Manuel Fraga me trató con consideración. En la Diputación, José Luis Baltar siempre tuvo una cortesía afectuosa conmigo, como la que exhibió en mi primer acto público como alcalde. También el presidente provincial del partido, Manuel Baltar, me ha mostrado su aprecio y confianza. A Alberto Núñez Feijóo ya lo conocía antes de que accediese a la presidencia. La primera vez que estuve con él, después de asumir el cargo, fue en la inauguración de los Xulgados. Hablé mucho con él y mejoró la opinión que tenía de él. Me transmite confianza, cercanía y firmeza.
¿Cómo recibió su incorporación el PP valdeorrés?
No sé cómo la verán. Sólo puedo hablar de cómo se me trató en los últimos años y nunca fui mal vista por la gente del PP. Me trataron con consideración. Lo único que encontré fue calor de acogida.
¿Sus concejales cómo encajaron su decisión?
También se pasarán en bloque todos. Dijeron que lo veían bien y que estaban conmigo. A su vez, con los concejales del PP hay buenas relaciones, nunca tuve ningún desencuentro.
Resta por conocer la opinión de sus convecinos...
No sé qué pasará en las municipales, pero sí lo que sucede en la sociedad. Se nota un hartazgo de lo que ocurre en España y pienso que se va a reflejar en los comicios. En los últimos días, hablé con mucha gente y, para mi sorpresa, la mayoría pronunció una palabra: seguridad. Fueron muchos los que me confirmaron que nos sentimos más seguros con el PP.
Criticó mucho al anterior Ejecutivo bipartito ¿Por qué?
No tuvo un mínimo de sensibilidad para las demandas de Carballeda, sobre todo el PSOE. Cuando se trataban temas de aquí, se elegían otros concellos. No tuvo en cuenta la opinión de la alcaldesa. Creo que era partidismo.
¿Cómo observa el actual rifirrafe PP-PSOE por la supresión del Plan Laxa?
Ese programa fue realizado para los trabajadores de la pizarra que perdieron el empleo y cinco concellos firmamos un convenio. Al final, por electoralismo, se amplió a casi todos los concellos de la provincia. Además, el mismo convenio me parecía injusto. ¿Qué diferencia hay entre un parado de la pizarra y un albañil?. Con el PP empiezo a ver un encuentro. Se me escucha y tiene especial sensibilidad con Carballeda. Para buscar soluciones hay que analizar el problema y los que lo vivimos somos quienes lo conocemos. No se evaluaron los medios para desarrollar el sector. ¿Cómo llegan los transportes y por qué carreteras? ¿Cuántas veces salió la alcaldesa pidiendo ésa y otras mejoras?.
Muchas carencias comarcales son antiguas y ya existían cuando el PP gobernaba en Madrid. ¿Qué cambió desde entonces?
Siempre critiqué la incomunicación de Carballeda, tanto cuando gobernaba el PP como cuando lo hizo el PSOE. Ninguno solucionó el problema, pero unos machacaron a la alcaldesa y otros no. Unos recibían las críticas de una manera y los otros las asumían intentando que al Concello no se le concediesen obras.
¿Son consecuencia de esa forma de actuar sus enfrentamientos con el alcalde socialista de O Barco, Alfredo García?
Sí, es por lo que vengo diciendo. Carballeda está bien defendida por la alcaldesa. El regidor de O Barco traslada al Concello, asuntos que pertenecen al motor de la comarca: la pizarra. Asuntos de Confederación Hidrográfica se decidieron ahí. Yo no me metí en casa de los demás. Él cree que es el alcalde de Valdeorras y no es verdad.
