El sector de la castaña quiere mirar hacia adelante y olvidarse de la última campaña, si bien observa con preocupación el aumento de la competencia, y en particular la llegada desde Turquía. “El castaño está en emergencia”, afirmó ayer el comercializador barquense Francisco Barredo. Según sus estimaciones, la cosecha valdeorresa prácticamente desapareció, estimando que en Verín o Viana se recogió en torno al 20 % del fruto obtenido en un año normal. Refiriéndose al oriente provincial lo calculó en menos de un millar de toneladas, lejos de las 4.000 toneladas de una temporada media. En el resto de Galicia, el volumen también se redujo, si bien lo hizo por zonas. Xesús Quintá, presidente en funciones de la Indicación Xeográfica Castaña de Galicia, explicó que fue inferior a la mitad de un año medio, no superando los 8 millones de kilos.
Esta escasez de fruto favoreció un desabastecimiento de mercados habituales para las empresas gallegas, nicho que rápidamente se ocuparon de cubrir los comercializadores de otras zonas del país, es el caso de Extremadura, y del extranjero, como Italia y Turquía. Es precisamente la exportación turca la que más preocupa al sector gallego. “Turquía exportaba algo pero moi pouco; nada que ver co de este ano. Non solía exportar moito, pero este ano o fixo para toda Europa e incluso para España e Portugal. Pode ser moi perigoso porque abre mercados e nun futuro pode ser unha competencia máis. É a situación máis complicada”, comentó Xesús Quintá. También apuntó que la buena cosecha italiana también favoreció el desembarco de su fruto en los mercados.
“Si tú no abasteces el mercado, viene otro y lo abastece en un futuro. Se está volviendo complicadísimo”, comentó Francisco Barredo, quien considera que el cliente perdido al no poder atender su pedido por falta de producto “es irrecuperable. No va a ser un año, van a ser más”.
En la caída de la producción influyeron varios factores: la avispilla del castaño (Dryocosmus kuriphilus), el hongo que trajo con ella (Gnomoniopsis smithogilvyi), el cambio climático y, en Valdeorras, los incendios del verano.
