Siete de los veinte visitantes que pasan las Navidades en el antiguo seminario de As Ermidas (O Bolo) no llegaron por su ambiente espiritual. Los guió la necesidad. La crisis hizo de estos edificios su último r

La crisis puebla As Ermidas

Santuario de As Ermidas, en el Concello de O Bolo. (Foto: J.C.)
Siete de los veinte visitantes que pasan las Navidades en el antiguo seminario de As Ermidas (O Bolo) no llegaron por su ambiente espiritual. Los guió la necesidad. La crisis hizo de estos edificios su último refugio.

Las construcciones del antiguo seminario y del santuario de As Ermidas (O Bolo) reviven en fechas señaladas, como las Navidades. Son muchos los visitantes que acuden atraídos por un ambiente espiritual que no encuentran en la ciudad, pero no son los únicos. La crisis logró que este lugar fuese el último recurso que tienen a su alcance cada vez más gentes que lo perdieron todo. De la veintena de personas que eligieron este lugar para pasar las fechas navideñas, siete lo escogieron al no tener otro sitio adonde ir. Saben que en este rincón bolés tendrán su plato en la mesa, y también una cama, a cambio de nada. 'Antes, eran casos puntuales', explicó el cura José Antonio Crespo Franco.

En su mayoría, proceden de Galicia y el Bierzo leonés, tomando la decisión de refugiarse en As Ermidas cuando la crisis les negó hasta su derecho a disfrutar de una vivienda. 'En algunos casos, rondan los 50 años. Quedaron en la calle y es muy difícil que encuentren empleo', dijo el sacerdote. Añadió que algunos llegan con la familia. 'Nos dan mucha pena las familias con niños', comentó José Antonio Crespo.

Estas personas convierten este rincón en su base de operaciones. Desde aquí buscan cualquier ocupación en Ourense, O Barco, Ponferrada o León. Si lo encuentran, se van, regresando si vuelven a quedarse sin recursos. En la comunidad formada en torno al santuario también encontrarán algún trabajo para ofrecer a cambio del alojamiento. Aquí, se encargan de los animales domésticos, las ovejas, la finca o, incluso, ordenando la ropa destinada a Cáritas.

Son siete las personas que la crisis llevó hasta As Ermidas últimamente, pero podían ser muchas más. La situación geográfica de la aldea, alejada de grandes urbes, consigue que este refugio pase desapercibido para muchas familias que podrían viajar hasta aquí, al quedarse sin nada.

A las puertas del antiguo seminario no solo llaman gentes llegadas de otras comarcas. También los convecinos acuden a los religiosos cuando la necesidad les aprieta. Pero sus peticiones son muy distintas. Buscan alguna ayuda económica para pagar un alquiler.

'Aquí, al que viene, le ofrecemos un ambiente de familia', dijo José Antonio Crespo. Aludió a la armonía existente en el lugar. 'Casi todo el mundo es respetuoso y muchos tienen curiosidad por ver que nos mueve. No cobramos y no queremos que nos den nada a cambio.', explicó.

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