"Me encanta que lo recuerden por su faceta de andarín”. Santiago Melo Moreno era un empresario y político valdeorrés, presidente y más tarde vicepresidente de los empresarios en AEVA, amante de su numerosa familia, de la comarca en la que vivía, y andarín. Su hijo mediano, Santiago Melo Vázquez, no recuerda el año exacto en que empezó a hacerlo “allá por 2010 pero no estoy muy seguro de ello”: era un uno de enero y su padre salía de casa, en compañía de su inseparable perro Roque, y caminaba hasta Correxáis, una aldea del municipio de Vilamartín, para después volver sobre sus pasos. “Empezó con la excusa de que había que sacar el perro; yo creo que cada año decía: pues voy a ir más lejos, pues voy hasta Correxais y vuelvo”.
Cuenta el hijo que al principio, su padre hacía extensiva la invitación a sus muy amigos para que le acompañasen, pero “es que nadie quería ir con él, qué loco querría ir el día uno de enero después de cenar lo que se había cenado”, dice sonriendo. Cuando ya estaba enfermo “íbamos los tres hermanos, porque era algo importante para él, era algo que le apasionaba”. Elegía Santiago padre la ruta más complicada, la que une la montaña de Viloira con Arnado y Valencia do Sil, quizás por “morriña escarbadora”, de aquella juventud en la que formó parte del grupo de Escarbadores de la comarca.
Memorial
Santiago Melo era también miembro activo del Club Peña Trevinca, en el que desempeñó diferentes cargos dentro de su directiva. Tras su fallecimiento en 2021 debido al cáncer que padecía, el club organiza cada año, con el apoyo de la Xunta, la Diputación y el Concello de O Barco, una Andaina a Correxais el día uno de enero. Este año, que será la tercera edición del Memorial, seguirá siendo una convocatoria abierta, de cinco horas de duración, que partirá a las 9:00 horas desde la pasarela verde del Malecón de O Barco, para estar de vuelta antes de comer.
Empático y conversador, extrovertido y muy inteligente, Santi Melo no dejaba indiferente a nadie, pero sobre todo era una persona buena, y un trabajador incansable. Dice su hijo que “lo de andar para mi padre siempre fue muy terapéutico; tuvo una vida interior muy profunda, era toda para él y no la expresaba hacia afuera. Por eso me encanta que le recuerden con una andaina, porque le representa más como persona que cualquier otro tipo de homenaje, porque eso era parte muy importante de su personalidad”.
Cuenta Pablo Aller, del Club Peña Trevinca, que “le acompañamos cuando estuvo con nosotros y quisimos mantener la actividad porque surgió de él. Cuando la hacemos, él no está físicamente, pero está con nosotros”. La andaina, de cinco horas de duración, es de acceso abierto para todo el que quiera participar, “volveremos a comer a casa”.
