ARQUEOLOGÍA

Los edificios del castro de Valencia del Sil salen a la luz

Santiago Ferrer, primero por la izquierda, y José Fernández, en primer plano, en el castro de Valencia do Sil.
photo_camera Santiago Ferrer, primero por la izquierda, y José Fernández, en primer plano, en el castro de Valencia do Sil.
Un proyecto persigue la recuperación de las ruinas en las que trabajaron Os Escarbadores

Pasó medio siglo desde que el grupo Os Escarbadores, un colectivo de amantes del patrimonio valdeorrés, encontró el mosaico romano de La Cigarrosa. El hallazgo llevó a alumnos y profesores de los institutos Cosme López  (A Rúa) y Lauro Olmo (O Barco de Valdeorras) a elaborar un documental sobre el hecho, que fue estrenado en A Rúa. Próximamente, una exposición en O Barco mostrará las piezas que recuperaron, demostrando la importancia del descubrimiento. Estos homenajes llevaron al arqueólogo Santiago Ferrer a marcarse una meta aún mayor: recuperar el castro de Valencia do Sil (Vilamartín de Valdeorras), que también investigaron Os Escarbadores en las décadas de 1960 y 1970.

La limpieza de los restos de las edificaciones fue recogida en un proyecto que Santiago Ferrer presentó al Concello que dirige Enrique Álvarez, quien inmediatamente lo trasladó a la Dirección Xeral de Patrimonio Cultural, recibiendo su beneplácito. Santiago Ferrer y José Fernández, presidente de la sección de Arqueoloxía del Instituto de Estudios Valdeorreses, se esmeraban ayer en la limpieza de las restos de piedra de este lugar emblemático para los aficionados a la historia de la comarca. 

No estaban solos. Su labor es apoyada por voluntarios y trabajadores del Concello, siempre que las labores municipales se lo permiten.

"O proxecto consiste na limpeza e desbroce así como na retirada das terras que caían da montaña", explicó Santiago Ferrer. Será el primer paso. Los trabajos tendrán continuación en la elaboración de una topografía del lugar y la interpretación de los restos. Ya pensando en el año próximo, los planes de trabajo prevén la consolidación de los muros de piedra y también la colocación de paneles informativos. "Se trata de poñelo en valor", explicó Santiago Ferrer.

El arqueólogo comentó que, a falta de una investigación más detenida, el castro podría datar de los siglos III o IV d. C., pudiendo tratarse de una pequeña domus romana. Añadió que su extensión es mucho mayor que el terreno escarbado.

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