En la aldea ruesa de San Xulián no viven ni diez vecinos, obligados a moverse entre un montón de casas en ruinas o que muy pronto serán escombros. Son pocos, pero suficientes para estar fuertemente enfrentados a causa del ganado. Lo afirma Manuel García, dueño de 30 cabras, 46 ovejas y 11 vacas y lo corroboran los hermanos Ceferino, María de los Ángeles y Sara Rodríguez, pero también los agentes del Seprona, llamados por los hermanos para que comprueben si todo está en regla.
Manuel García aseguró que ya tuvo que retirarle las esquilas a los animales y que matar gallos, además de tener que recoger las reses en las cuadras, ante las quejas de los hermanos, que comenzaron hace tres años. “Veñen e non queren ver o gando. Non lles gusta”, explicó. Añade que sus convecinos presentaron escritos en el Concello de A Rúa y el Seprona. Apunta que protestan por las pulgas, moscas, excrementos o los malos olores. “Nós, non os obligamos a vir. Isto é un pobo do rural”, reivindica, asegurando que los ingresos que recibe los entrega a ONG como Cruz Roja o ACNUR. “Imos ter que matar o gando, ou vendelo, e deixarlle o pobo a eles”, finaliza Manuel García.
“No tenemos problemas con los animales. El problema lo tenemos con ese corral”, coinciden, por su parte, María de los Ángeles y Sara Rodríguez, aludiendo a la construcción del otro lado del callejón donde tienen la vivienda familiar. Con su residencia habitual en Valencia, cada vez se desplazan con mayor frecuencia a San Xulián, donde pasan un mes. Se quejan de los animales. “Están supersucios y huelen mal”, explica María de los Ángeles, que añade: “Es nuestra casa y el olor nos hace vomitar, Los animales tienen que estar fuera del pueblo”.
