El grupo de montaña de la Guardia Civil y un helicóptero batieron los montes sin hallar pista alguna

Los investigadores creen difícil un accidente del holandés en Petín tras siete días de busca

El helicóptero sobrevuela Santoalla
Las empinadas vaguadas de los montes de Santoalla (Petín) fueron rastreadas palmo a palmo por el equipo de montaña de la Guardia Civil de Trives, que estuvo apoyado por un helicóptero. Sin embargo, el esfuerzo fue en vano, pues la búsqueda se suspendía sin ninguna pista de Martin Verfondern, el holandés de 52 años desaparecido el 19 de enero. Su esposa, Margo Pool, apuntó ayer que los agentes recogieron muestras del ADN de su esposo, aunque de poco servirá si no se encuentra su rastro.
El helicóptero de la Guardia Civil regresó a Petín y se encontró un cielo muy distinto al del martes, cuando la niebla le impidió acercarse a Santoalla. Ayer tarde, la ausencia de nubes favoreció su búsqueda, permitiendo que recorriese las vaguadas de los montes próximas a este pueblo de Petín, que desde el 19 de enero echa en falta a Martin Verfondern. Este holandés de 52 años fue visto por última vez en A Rúa, a las 13.30 horas. En ese momento se esfumó. En la rotonda ruesa se perdía su rastro, que aún no fue encontrado a pesar del enorme operativo de búsqueda de la Guardia Civil.

“Nada de nada”, lamentaba a última hora de ayer la esposa del desaparecido, Margo Pool. También comentó que los agentes, además de seguir “peinando” los montes del pueblo, recogieron una muestra del ADN de Martin Verfondern de un cepillo de dientes. Inmediatamente, aclaró que no servirá de mucho, al menos por ahora, cuando aún no se encontró ningún rastro de su marido, del coche o de los productos que compró en un supermercado de O Barco antes de desaparecer.

Con el paso del tiempo pierde fuerza la posibilidad de que el holandés esté en alguna vaguada de los precipicios que flanquean la pista que comunica Petín con Santoalla. Aunque la zona continuará siendo batida, cada vez son menos los que descartan que el holandés sufriese un accidente de tráfico y que esté oculto por la maleza, en el fondo de un barranco.

En las últimas horas, la investigación combinó el rastreo de los montes con las consultas a los vecinos de A Rúa, Petín y Carballal, pueblos que tuvo que atravesar el holandés si regresaba a su casa cuando desapareció.
Algunas personas aseguran haberle visto pasar al volante de su viejo Ford Bronco, un todoterreno de gran tamaño que no puede pasar desapercibido. El problema surge al fijar con exactitud el día en que lo vieron.


Ampliar la investigación a otros ámbitos

El grupo de rastreo formado ayer para “peinar” los montes próximos a Santoalla lo formaron aproximadamente 20 personas. Incluyó a agentes de los cuarteles de O Barco, Viana y A Rúa, del Seprona vianés y del equipo de montaña de Trives. Estos últimos se descolgaron en aquellos puntos donde la vegetación y la orografía restó visibilidad al helicóptero del cuerpo, incluidos los que pasarían desapercibidos en una inspección ocular realizada desde la carretera. Las labores se suspendieron sin ningún rastro.

Tampoco sirvieron de mucho las consultas realizadas en las granjas ecológicas con las que mantenía contacto el matrimonio afincado en Petín. Lo mismo sucedió con las patrullas realizadas por las carreteras de Castro Caldelas, Quiroga, Viana y O Barco, por los embalses y ríos de la zona, o el seguimiento de las cuentas bancarias, de las que no se retiró ninguna suma. La ausencia de pistas obliga a compaginar las batidas con otras áreas de investigación.

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