VALDEORRAS

Juegos para aprender arquitectura

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photo_camera El arquitecto David Rodríguez con los alumnos de una clase del Otero Pedrayo.

Los escolares de Viloira disfrutaron ayer jugando a ser arquitectos. Sin salir de clase y mediante juegos realizaron sus primeras construcciones, orientados por un profesional de la arquitectura y también profesor.

Las clases del colegio Otero Pedrayo de Viloira (O Barco) se convirtieron en talleres de arquitectura para los más pequeños. Durante toda la mañana, 70 alumnos del centro siguieron las instrucciones de David Rodríguez Antuña, un arquitecto reconvertido en profesor y empeñado en trasladar a clase el mundo de la construcción. "Pretendemos que sepan qué es un arquitecto", explicó. Para conseguirlo recurrió a un método denominado Lupo.

Fue una clase distinta a las habituales, con los niños sentados en el suelo en grupos y realizando construcciones con las piezas llevadas por el profesor. Son siete y fueron elaboradas en distintos tamaños y materiales: plástico, madera o poliespán. El método permite acercar a los colegiales al mundo de la arquitectura o de otras disciplinas transversales, como el arte, la ingeniería o la música.

En todo caso, todas ellas están unidas por un nexo común: la arquitectura.

Las sesiones en las que ayer participaron los estudiantes del colegio de Viloira fueron de 50 minutos.

Poco tiempo, pero el suficiente para que los niños conociesen el mundo de los arquitectos, pero también de los albañiles, carpinteros, fontaneros o ingenieros. También realizaron construcciones siguiendo los planos del programa, consiguiendo que las sesiones se hicieron cortas para colegiales y profesor. David Rodríguez explicó que cuando imparte las clases con cierta periodicidad, permiten analizar la escala de los colores, la arquitectura tradicional o la que realizan en otros países. "Una de las últimas experiencias fue construir al natural, saliendo fuera de la clase", añadió el arquitecto.

La corta edad de los alumnos del colegio Otero Pedrayo no es un obstáculo a la hora de elaborar sus creaciones. El profesor no tiene ninguna duda a la hora de explicar la buena disposición de niños de 6 a 12 años, que son las edades de la mayoría de sus alumnos: "Construir es algo natural. Todos los niños juegan a construir cosas inconscientemente".

El factor diversión no falta en estas clases. "Construir les gusta", explicó David Rodríguez. Añadió que lo importante es aprovechar esta circunstancia para "orientarlos hacia donde va la construcción para que, además de ser interesante, puedan aprender".

El interés de los jóvenes estudiantes fue palpable en el colegio de Viloira. Los niños se lo pasaron en grande construyendo las figuras que aparecían en los planos. Mientras los colegiales "trabajaban", los profesores del centro siguieron con una sonrisa en los labios sus evoluciones.

El método Lupo que utilizó el arquitecto coruñés, afincado en O Barco desde hace meses, podría ser llevado a otros centros educativos. Es más, el objetivo de David Rodríguez es conseguir que los colegios implanten este programa de forma que pueda realizarse un seguimiento periódico.

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