Los jóvenes se juegan la vida al arrojarse a las aguas del Sil desde la nueva pasarela de O Barco desde una altura de 7,8 metros sobre el punto del río en el que se zambullen, donde el sónar marca 3,4 metros de profundidad.
Son jóvenes, tanto que la mayoría apenas tiene 15 años. Además, son inocentes, pues se juegan la vida al arrojarse a las aguas del Sil desde la nueva pasarela de O Barco. Los planos reflejan una altura de 7,8 metros sobre el punto del río en el que se zambullen, donde el sónar marca 3,4 metros de profundidad. El peligro está presente, lo confirmó uno de estos clavadistas, quien dijo que algunas veces tocan el fondo de arena con los pies.
El número de saltadores varía según el día, aunque por las tardes pueden verse a tres o cuatro inmersos en esta arriesgada diversión. Un niño que seguía sus movimientos comentó en voz baja que sus padres se enteraron de que él también se lanzaba y le amenazaron con un castigo ejemplar si lo repetía. Otros siguen adelante y aseguran que si se lo prohíben regresarán más a menudo.
Los pasos que siguen apenas varían, pues después de lanzarse desde la pasarela peatonal recorren a nado medio centenar de metros para salir por las escaleras de Porto da Barca para regresar por la calle Real. Aquí, los vecinos los distinguen porque siempre van en bañador. Tienen una variante, alcanzar la orilla de Viloira, aunque ésta es menos frecuente.
Sus 'juegos' preocupan en el casco viejo y sus habitantes ya avisaron a los niños. É perigoso, pois poden sufrir un accidente. Os pais posiblemente non se enteraron, advierte Dositeo Crespo. Momentos después, Lorena Rodríguez recordaba que la pasarela es para pasear. Lo que hacen es muy peligroso. Francisco Álvarez apunta que los menores están avisados del riesgo que corren. A miña muller tenlles dito que non o fagan', dijo.n
El número de saltadores varía según el día, aunque por las tardes pueden verse a tres o cuatro inmersos en esta arriesgada diversión. Un niño que seguía sus movimientos comentó en voz baja que sus padres se enteraron de que él también se lanzaba y le amenazaron con un castigo ejemplar si lo repetía. Otros siguen adelante y aseguran que si se lo prohíben regresarán más a menudo.
Los pasos que siguen apenas varían, pues después de lanzarse desde la pasarela peatonal recorren a nado medio centenar de metros para salir por las escaleras de Porto da Barca para regresar por la calle Real. Aquí, los vecinos los distinguen porque siempre van en bañador. Tienen una variante, alcanzar la orilla de Viloira, aunque ésta es menos frecuente.
Sus 'juegos' preocupan en el casco viejo y sus habitantes ya avisaron a los niños. É perigoso, pois poden sufrir un accidente. Os pais posiblemente non se enteraron, advierte Dositeo Crespo. Momentos después, Lorena Rodríguez recordaba que la pasarela es para pasear. Lo que hacen es muy peligroso. Francisco Álvarez apunta que los menores están avisados del riesgo que corren. A miña muller tenlles dito que non o fagan', dijo.n
