Pasión hecha belén

Mari Carmen Núñez, delante del belén al que ha dedicado más de veinte años de trabajo
photo_camera Mari Carmen Núñez, delante del belén al que ha dedicado más de veinte años de trabajo
En el salón parroquial de la iglesia de Rubiá se encuentra el belén de Mari Carmen Núñez, que cada año sigue añadiendo escenas y que cuenta ya con más de 600 piezas. Más de veinte años han hecho falta para admirar la construcción actual

Y pasan los años -van más de veinte-, y Mari Carmen Núñez sigue haciendo más y más grande su belén. Ella sola, con sus manos, y con la ayuda de su cuñado Toño, que es “quen sabe de automatismos e quen me axuda ca auga, a electricidade, o movemento das figuras…”. Así lo cuenta ella, desde la casa parroquial de la iglesia de Rubiá, donde se erige uno de los belenes más completos de la comarca, con más de seiscientas figuras con sello personal

“Recordo cando todo esto empezou, a cantidade de pezas que pasaron pola cociña de casa, todo quedaba sucio pola escaiola, non tiña espazo”, recuerda Mari Carmen. En la actualidad, la escayola sigue manchando todo de blanco, pero ahora lo hace en una bodega, un espacio para almacenar el material necesario para seguir creando. “Estes días, na adega fai frío, así que a abrigarse e facer de tripas corazón; se non hai paixón, non houbera durado tantos anos”, asegura la belenista. 

Según cuenta, el llamado hoy “belén de Rubiá” tuvo su origen “naqueles tres pastorciños que ves alí arriba, xusto enriba da escena da Anunciación”. Fueron, según explica, las primeras figuras. Antes de los pastorcitos, Mari Carmen daba salida a su capacidad artística a través de regalos que hacía a la gente, “pintaba misterios, el de la Natividad por ejemplo, me gustaba hacerlo”.

A mano

Todas las figuras son elaboradas y pintadas a mano por esta artesana. Todas son de ella, excepto tres, confiadas a un conocido escultor del concello de O Barco, “foron talladas en madeira no taller de Xelo (de Tremiñá) cando o tiña na rúa de San Roque”.

No solo las figuras son hechas a mano, también cada escena del belén, “pensada, estructurada na miña cabeza e elaborada despois: porexpán, escaiola, tallar e pintar”, cuenta. Con los años, unas se han sucedido detrás de otras, algo que le ha dado mucho trabajo pero también “moita paz”. Porque Mari Carmen se declara católica practicante, “cunha paixón que se complementa ca construcción do belén”, razón por la que cada año piensa en nuevas incorporaciones, como el diorama del Nacimiento para el que ya busca la iluminación perfecta

El reconocimiento le viene este año en forma de pregón, el que ella misma deberá leer en la iglesia de Santa Rita de O Barco, porque ha sido elegida, por ese mérito y por su condición de maestra, como pregonera de las fiestas de Navidad. Dice que sobre todo hará mención del tiempo, “porque o belén non sería unha realidade sen tempo”, ese que habrá de emplear, y cuanto más, mejor, todo aquel que lo visite. 

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