Xinzo de Limia revivió el episodio del paso del Limia por parte de los legionarios de Décimo Junio Bruto y su cruento enfrentamiento con los oriundos del lugar, los belicosos castrexos,ante cientos de vecinos de la villa y visitantes

La contienda retornó al Lethes

Los mandos romanos conversan a orillas del Limia.
No se rompió el guión y un año más, los romanos de la sexta legión, dirigidos por Décimo Junio Bruto, cruzaron el Limia -río Lethes o del Olvido- para enfrentarse a los naturales de la comarca, los belicosos castrexos.
En una jornada lúdica, en la que los numerosos visitantes incrementaron de forma notable la población de la villa de Xinzo, el colorido y detalle de armamento y vestuario, tanto de romanos como de castrexos, recorrió las calles y los alrededores del cauce fluvial en el que, desde las seis menos cuarto, se desarrolló el elemento central de la Festa do Esquecemento, en el que se recrea el paso del río por parte del general romano para demostrar a sus soldados que no es cierta la leyenda de que quien lo cruza pierde la memoria.

Perdido el miedo al Río del Olvido, los legionarios romanos se enfrentaron con los naturales de A Limia, a los que vencieron después de una encarnizada batalla, que fue seguida con expectación por los asistentes, repartidos por las campas, en torno a los guerreros y jaleando a cada facción según los correspondientes gustos.

Conquistada la capital antelana, castrexos y romanos protagonizaron el gran desfile por las calles Pista Río Limia, Dos de Mayo, Avenida de Madrid, calle do Peto, de la Sé, Plaza de Oriente y San Roque, para terminar en O Toural, donde disfrutaron con el espectáculo de gladiadores del Circo Romano.


FIN DE FIESTA

Al igual que en las jornadas anteriores, durante todo el día los presentes pudieron disfrutar de las 'treboadas' portuguesas y los 'gaiteiros' locales, las exposiciones de cetrería, los talleres infantiles de barro, las demostraciones ecuestres a cargo del grupo 'Lucus Equites', así como de la compra-venta de todo tipo de productos de artesanía local en las calles del 'macelum'.

Con el apagado del fuego sagrado, limianos y visitantes despedían ayer tres días de celebraciones que se han caracterizado por una menor afluencia que en años anteriores y con importantes recortes en la programación (anulación del campamento de clanes en la Alameda de O Toural y la lectura del pregón). Ausencias que anoche pasaban desapercibidas para los presentes, a los que las ganas de pasarlo bien y la oferta de ocio nocturno por parte de algunos establecimientos locales convertían la undécima edición del 'esquecemento' una de las mejores fiestas de los últimos años.

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