DE QUE SE FALA

La historia de los antibióticos

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photo_camera Los antibióticos se utilizan para matar bacterias, hongos y ciertos parásitos dañinos.

¿Qué sabes del origen de esta sustancia química considerada como uno de los grandes logros de la medicina?

El origen de la palabra antibiótico proviene del griego: anti significa contra, y bios significa vida, así que literalmente quiere decir “contra la vida”. La función de los antibióticos es inhibir el crecimiento de otros microorganismos o matarlos. Las enfermedades infecciosas supusieron la muerte de miles de personas a lo largo de la historia de la humanidad. Con el descubrimiento de los antibióticos se ganó una batalla contra las infecciones por  microorganismos.


ORIGEN
Desde la antigüedad el ser humano ha utilizado compuestos orgánicos para el tratamiento de enfermedades infecciosas, como el extracto de algunas plantas y hongos de algunos quesos. En el siglo XIX, el prestigioso francés Louis Pasteur descubrió que algunas bacterias podían destruir la bacteria del ántrax. En 1900, el bacteriólogo alemán Rudolf von Emmerich aisló una sustancia que podía destruir los microbios causantes del cólera y la difteria en un tubo de ensayo, pero no pudo aplicarlo en el tratamiento de las enfermedades. Se puede decir que la historia de los antibióticos como tal comienza en 1928, cuando un científico británico llamado Alexander Fleming, descubrió accidentalmente la penicilina cuando realizaba investigaciones sobre la gripe. Fleming notó que un moho que contaminaba una de sus placas de cultivo había destruido la bacteria cultivada en ella. No obstante, transcurrieron diez años hasta que pudo ser concentrada y estudiada gracias al trabajo de otros científicos. El descubrimiento de la penicilina marcó un antes y un después en el tratamiento de las enfermedades infecciosas. Se describió como un hecho casual y fortuito. Muy pocas personas como Fleming tenían los conocimientos necesarios para interpretar la actividad biológica del hongo y la curiosidad científica e interés práctico para profundizar en el tema. Actualmente, la penicilina de Fleming es el antibiótico más conocido que ha sido empleado para tratar múltiples enfermedades infecciosas.
A Fleming le siguieron numerosos científicos, como Dubos o Waksman, que descubrieron otros antibióticos de gran importancia, como la tirotricina, la actinomicina, la estreptomicina y la neomicina.


CÓMO ACTÚAN
Los antibióticos tienen una función selectiva, es decir, son tóxicos para los organismos invasores pero no para las personas y animales a los que se le suministra. Fundamentalmente los antibióticos se utilizan para matar bacterias, hongos y ciertos parásitos dañinos o impedir su multiplicación. Aunque nunca se deben de usar para curar enfermedades producidas por virus, como por ejemplo la gripe. No sirven de nada y pueden ser perjudiciales para el cuerpo, matando algunas bacterias que sirven para el buen funcionamiento del cuerpo e incluso haciendo que ciertas bacterias se hagan inmunes a los antibióticos, si los tomamos con mucha frecuencia. Ni la gripe ni el resfriado se cura con antibióticos. Tampoco la tos, la bronquitis y el dolor de garganta a no ser que fuera producido por una bacteria (estreptococo por ejemplo). 
¿Cómo actúan los antibióticos? Unos antibióticos lo que hacen es matar la capa protectora que tienen las bacterias hasta que revientan y acaban desapareciendo. Otros en cambio actúan de forma que impiden que las bacterias produzcan las proteínas que producen su alimento, por lo que al dejarlas sin alimento acaban muriendo.


TIPOS
La clasificación de los antibióticos se realiza en función de cuál es su ámbito de actuación. Por un lado están los antibióticos de bajo espectro, que son los que solo atacan a un tipo de bacteria, y por otro lado están los de amplio espectro, los cuales atacan a bacterias de diferentes tipos.


También se pueden clasificar en función de su poder de actuación frente a las bacterias. Así tendríamos los bactericidas que son capaces de eliminar a la bacteria y los bacteriostáticos que bloquean el crecimiento y la multiplicación de la bacteria dañina. La mala utilización de los antibióticos puede llevar consigo algunos problemas, siendo el principal las resistencias que crean determinadas bacterias ante estos medicamentos. Esto significa que bacterias que son sensibles a la acción de un antibiótico, con el paso del tiempo dejan de serlo, es decir, estas bacterias se protegen frente a la acción del antibiótico y se vuelven resistentes a él. En estos casos hay que buscar otro antibiótico y volver a empezar el tratamiento, lo que retrasará la curación de la enfermedad.

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