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Los cinco niveles de la violencia juvenil

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Actualmente, en los medios de comunicación nos sobresaltan con noticas constantes sobre el incremento de la violencia juvenil en grupos, alcanzando niveles extremos, como son peleas callejeras con armas blancas o jóvenes que ante cualquier frustración reaccionan con conductas altamente agresivas que pueden conducir a la pérdida de vidas humanas, que causan estupefacción e incomprensión en la sociedad en general.

Históricamente, la investigación sobre estas cuestiones se ha centrado en los factores causales de la agresividad juvenil desde la perspectiva de un modelo clínico. El modelo clínico explica que las dificultades comportamentales se asocian directamente, bien con las condiciones específicas psicopatológicas de una determinada persona, bien con la vivencia personal de las relaciones problemáticas durante la primera infancia en el ámbito familiar, las cuales, según dicho modelo, generan en la edad adolescente y juvenil un umbral de angustia psicológica en la persona, cuya consecuencia más inmediata es el uso de sustancias adictivas (drogas, juego), alteraciones emocionales severas y comportamientos delictivos graves. Lógicamente, al margen de una particularidad específica de un caso concreto, en la cual esta ecuación simétrica se cumple, la relación lineal persona/ familia es un concepto demasiado simple para explicar las conductas delictivas juveniles que se están produciendo en el contexto particular de una sociedad democrática. Además, estas hipótesis teóricas se hallan ampliamente superadas por las investigaciones empíricas actuales, las cuales no demuestran que los posibles problemas ocasionados en la primera infancia de un niño o niña dentro del ámbito familiar, tengan posteriormente un efecto directo sobre la angustia psicológica y la desestabilización emocional en grado severo detectado en la adolescencia (Jaggers, Sonsten-Person, Griffiths, Gabbard y Turner (2020). 

Consecuencias

Estas consecuencias, sin embargo, se explican mejor por la influencia de las vivencias halladas durante las diferentes interacciones entre los contextos familiares y las relaciones con los iguales, así como, entre estos dos factores y los demás subsistemas sociales más amplios en los que se desarrollan los anteriores. En efecto, la investigación actual muestra que el modelo de mediación-factorial-múltiple puede proporcionar luz para comprender mejor el incremento de las conductas violentas en los jóvenes en la actualidad. Pues bien, las variables potenciales de este modelo explicativo han de buscarse en el ámbito del contexto ecológico-ambiental, el cual y tomando como referencia de base el modelo ecológico de mediación de Bronfenbrenner, las investigaciones más recientes afirman que las personas son una consecuencia de varios contextos interrelacionados, que abarcan cinco niveles de influencia.

Influencias

En el primer nivel o microsistema se produce la influencia de la interrelación desde el entorno más próximo, el cual se da dentro del proceso intrínseco de la familia, pero también dentro de las relaciones con los compañeros/as y de las relaciones que se producen dentro de la escuela, en la cual se establecen múltiples interacciones susceptibles de generar una influencia indirecta en el ámbito familiar y, por tanto, influir a nivel personal. Respecto a las interacciones dentro de la familia, es fundamental la variable relacionada con el control y supervisión del padre/ madre sobre el niño/a, tanto referido a un control excesivo, como por defecto de control, respecto a lo cual, se produce una paradoja científica, ya que un excesivo control paterno/ materno puede ocasionar estrés traumático y ansiedad, que pueden causar alteraciones emocionales individuales, que pueden conllevar a un incremento de la angustia psicológica severa en la juventud; sin embargo, al mismo tiempo, permite evitar una exposición personal ante las relaciones violentas entre y con otros compañeros/as también violentos; mientras que, la falta de control paterno/ materno deja las interacciones personales a expensas de los compañeros/as más violentos. La existencia de un control desequilibrado puede ocasionar un incremento de la desestabilización emocional y de la angustia, que conllevan problemas de adicción, salud y/o conductas agresivas sociales graves. Pero, este nivel influye y, a su vez, es influido por otros 4 niveles de interacciones, de forma que este nivel no es excluyente para la búsqueda de un diagnóstico válido a esta situación.

Obligaciones

El segundo nivel hace relación a las interacciones entre todos los microsistemas anteriores, es decir, aquellas relaciones que son obligadas y existentes entre la familia y la escuela o la interrelación entre los iguales y la familia y entre los iguales y la escuela. Las circunstancias vividas en cualquiera de estos ámbitos afectan al contexto familiar directa o indirectamente, produciendo cambios o percepciones personales, que pueden afectar de forma severa al nivel de desarrollo y funcionamiento de la familia y, en consecuencia, generar, tanto certezas, como inseguridades personales, produciendo consecuencias neuropatológicas diversas a nivel personal.

Hechos que afectan

El tercer nivel hace relación a las interacciones entre dos o más contextos relacionales, los cuales no influyen directa o activamente en la persona implicada, pero se producen hechos que pueden afectar al entorno particular de la familia y, por tanto, generar consecuencias en cada uno de los individuos la componen, como puede ser, por ejemplo, un despido laboral o una situación social conflictiva vivida por algunos de los integrantes de la familia, sobre la cual, no se tiene ningún control, lo cual puede desbordar el ámbito familiar e influir severamente en el desarrollo personal. Otro ejemplo puede conformarlo la formación de los profesionales de la educación o de la salud (inclusiva o excluyente, empática o autocéntrica), que luego, a través de su atención, ejerce una influencia directa sobre el posterior desarrollo psico- educativo- emocional de los jóvenes.

Contexto sociocultural

El cuarto nivel conforma al contexto sociocultural más amplio, que incluye las políticas generales y, más concretamente, la situación y la percepción personal que se tenga sobre el propio estatus socio-económico, tanto que sea real, como percibido, pues si este estatus es muy inferior o considerado negativo en el contexto social, derivado, en muchas ocasiones, de las diferencias culturales, capacidades y/o diversas nacionalidades convergentes, puede ocasionar una atribución perceptiva cognitiva de exclusión social, que produce un estrés traumático emocional de falta de pertenencia y, en consecuencia puede llevar implícitas consecuencias comportamentales y conductuales violentas en relación con la misma sociedad.

Desarrollo personal

El quinto nivel se encuadra en los cambios que pueden producirse durante el desarrollo sociopersonal, tanto en el ámbito político, como social, que puede generar cambios sociales, que inciden de manera sustancial en el desarrollo personal, como puede ser, por ejemplo, cuando el crecimiento de un niño africano o americano inmigrante se produce dentro de una sociedad con valores de paz, libertad y democracia, que enfatiza los valores de la diversidad y la inclusión social, entonces su crecimiento es muy diferente a cuando  su desarrollo se produce en una sociedad escasos valores, de pensamientos egocéntricos y con falta de empatía conjunta. 

Además, estos cinco subsistemas no actúan aislados, ni de forma simétrica, sino que los diferentes que influyen y son influidos entre sí dentro del marco social más amplio, por lo que el factor más importante explicativo del incremente de los umbrales de violencia hay que buscarlos en los elementos del contexto de estas interacciones como conjunto. Y esta cuestión conceptual es sumamente importante, pues, si continuamos centrando el estudio preventivo y terapéutico de la violencia juvenil sobre la incidencia de un efecto lineal de carácter clínico exclusivamente, podemos estar proponiendo planes y medidas terapéuticas y educativo- sociales que son, y lo están demostrando, altamente ineficaces e inefectivas para afrontar esta delicada situación.

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