Con ganas de pescar en río revuelto. Así llega el Melilla al Pazo para verse las caras con un COB que encadena tres derrotas consecutivas. Un equipo que está encontrándose sobre la marcha, con cambios en su plantilla y que aterriza en Ourense con la moral alta tras una victoria de mérito ante el Tizona.
Fue esa precisamente la primera alegría de los de Rafa Monclova ante sus aficionados. Porque, de los cuatro triunfos que llevan en su casillero, tres los lograron como visitantes (Menorca, Oviedo y Clavijo). Llamativo en un equipo llamado a estar peleando por evitar los puestos peligrosos.
En un bloque sin grandes estrellas tendrán que estar atentos los ourensanos a Van Dyke, que explotó en la última jornada marchándose hasta los 36 puntos tras un tramo inicial de liga mucho más tímido. Jugará con la flecha para arriba en cuanto a confianza.
Entre el esto de nombres destacan dos que llegaron en plena competición y que imprimen un sello LEB Oro incuestionable. El excobista Óscar Alvarado ya se asoma en el ránking de mejores asistentes, haciendo lo que mejor sabe desde la dirección. El pívot croata Mario Delas ofrece oficio y experiencia dentro y fuera de la pista. Y Zaid Hearst, un acreditado anotador, acaba de aterrizar con los puntos entre ceja y ceja.
También está un Norelia con capacidad para ser fundamental en el Melilla, pero que no está disputando los minutos que se esperaban en las últimas jornadas. Habrá que ver cuál es su rol en el Pazo tanto en tiempo como en influencia.
El de Marjanovic, ex del poderoso proyecto del Burgos, debería ser importante, sin olvidarse de otros hombres como Lepichev o Mulero, que tienen claro su papel.
Un rival que parece estar en proceso de encontrar su identidad definitiva tras el cambio de cromos y de hoja de ruta. A nivel ofensivo alternan días de vino y rosas con otros de sequía, pero en defensa sufren para frenar a sus adversarios, especialmente en la pintura.
El papel lo soporta todo, ahora será la pista ourensana la que dicte sentencia.
