Baloncesto

Así perdió el COB un ascenso

Dukanovic y Van Wijk, durante el partido de la eliminatoria ante el Clavijo.
photo_camera Dukanovic y Van Wijk, durante el partido de la eliminatoria ante el Clavijo.
La bola de cristal de un partido que no se ha jugado todavía desvela un final impensable para un club, un equipo y una afición de otra categoría 

Cuando mejor pintaba y más ilusión se había generado se pinchó el globo. Esta es la historia inventada de un partido que habría devuelto al COB, a sus jugadores y a la ciudad al deporte profesional  y que aún hoy cuesta creer que pasara. De como un equipo y una afición de la mano no pudieron celebrar un ascenso que habría recordado para siempre.

LA PRESIÓN

Disfrutar de un “final”

El Navarra empezó el partido con un acierto en el triple que le dio la confianza necesaria y el COB fue castigado por un exceso de relajación en el rendimiento defensivo, como ya había pasado en el primer cuarto en Pamplona. Entonces el equipo ourensano supo ajustarse al guión marcado e ir poco a poco dirigiendo el partido al plan que había preparado. En Pamplona el COB recogió el premio a la paciencia y el orden y dominó el partido a placer en la segunda mitad. Escuchó al banquillo y le hizo siempre caso a la pizarra. Se olvidó del marcador y disfrutó de jugar un partido por el ascenso. Lo mismo que tendría que haber hecho en el Pazo.  Haber entendido que en el deporte las zancadillas son las lesiones o los veranos sin ofertas y que jugar partidos como una final por el ascenso son un privilegio que hay que disfrutar desde el primer minuto hasta el último.

LA IMPLICACIÓN

Defensa y ataque

Desde la llegada de Guillermo Arenas el COB nunca había dejado de crecer en su rendimiento defensivo hasta el partido decisivo. Había dominado a todos sus rivales y les había bajado drásticamente la anotación. En los play off maniatara el Mollet y supiera limitar al Clavijo para dominar la serie incluso sin tener un gran acierto ofensivo. Lo mismo había pasado en la ida de la final, pero en la vuelta fue un equipo irreconocible. Ni rastro de ese COB concentrado y rápido en el balance defensivo, intenso en cada emparejamiento del trabajo con la línea exterior del Navarra y duro en el rebote. Con alma y valiente cuando tocó remontar. En el partido final fue todo lo contrario al equipo impecable que lo había traído hasta la línea de meta borrando de un plumazo las dudas que había generado anteriormente. 

EL EQUIPO

Uno para todos

Tras una temporada muy  difícil el COB había hecho lo más complicado. Había conseguido ilusionar a sus aficionados  desde la implicación y la unión, del primero al último. Dándolo todo los que más jugaban y los últimos de la rotación. Tirándose al suelo por los balones sueltos en la pista y  animando cada acción los que esperaban en el banquillo. ¡Un equipo! Aún hoy, que ya ha pasado, cuesta creer que esta plantilla intachable desde el primer día se quedase petrificada en el grito previo de Aboubacar en el túnel de vestuarios. 

FUTURO E HISTORIA

 Lo que estaba en juego

¡Qué pena! Lo que se ha escapado es tanto que costará olvidarlo. Los jugadores y el cuerpo técnico habrían entrenado en la historia de un club con más de 40 años ya cumplidos. Quedar para siempre en fotos inolvidables en la pista, pertenecer al grupo de los privilegiados que se bañan en la fuente de Concepción Arenal aclamados como héroes y ser recordados años después como “el equipo del ascenso”, el que no le falló a nadie ni se falló a sí mismo.

Los que habían arriesgado fichando en Plata y demostraron que son de Oro.

EL CLUB

No hizo el último esfuerzo

En la última semana, por primera vez en su vida Charo Valado pensó más en sí misma que en el club y le racaneó horas a la oficina, “Tinoco” perdió el ingenio que ascendió al COB en las redes sociales desde el primer día que llegó y los que lloraron el triple de Kapelan más que nadie no pudieron  quitarse para siempre esa puñalada. Sergio Pérez reclamó antes de tiempo los focos y los aplausos que nunca había pedido y el club flojeó en el peor momento, dejó de ejecutar esa última campaña o acto que habría animado a los que dudaban entre ir al Pazo o ver el partido en televisión. 

OURENSE NO RESPONDIÓ

Los 1.500 ó  2.000 de siempre

No el lleno de aquellos play offs inolvidables ante el Breogán, pero sí se esperaban esos más de 4.000 que son propios de clubes de ACB. Por primera vez en muchos años la afición le falló al COB en un partido clave. Estaba en juego un ascenso  y en el Pazo estaban “solo” esos 1.500 ó 2.000 de siempre a los que ni se acerca ningún otro equipo de la LEB Plata y que también firmarían muchos equipos de la LEB Oro.

Ourense se olvidó de lo mucho que estaba en juego y se olvidó de acudir al Pazo cuando lo que se podía conseguir era devolver a la ciudad a la única liga realmente profesional a la que por ahora podía aspirar. Se olvidó de que para volver a soñar algún día con la ACB antes había que ascender a la LEB Oro.

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