MAYOR SOLIDEZ
Unas uvas con suerte para el COB
Un partido no apto para cardíacos. Y el tópico se hizo carne en el pabellón Vicente Trueba. Porque el duelo que enfrentó al Cantabria y al COB fue de los que quedan en la retina. Para lo bueno, que lo hubo, y para lo malo, que lo hubo más todavía. Un encuentro de trincheras, con momentos donde parecía ganado para un bando y minutos donde estaba claro que no, que iban a ganar los otros. Finalmente, solo quedó uno en pie. Fue en la prórroga, a lomos de Turner, Jawara y Radic, cuando el COB selló un triunfo por 76-80 que le hace ponerse 2-0 y vivir en un permanente estado de felicidad.
Todo empezó con un duelo de pizarras que le salió mejor a los ourensanos. Félix Alonso planteó un sistema para tapar las muchas vías de anotación de los locales. Dicho y hecho. El juego alegre y asociativo del Cantabria, ni rastro. Fallos para dar y tomar. Enfrente, sin alardes, el COB lo hacía mejor y se marchaba 12-16 al final de un primer cuarto que no pasará a la historia del “showtime”.
Pero esa inercia la aprovecharon los ourensanos en el segundo parcial. Pico y pala. Sólidos atrás y encontrando las vías de anotación delante. Radic empezó a hacer daño (15-27, m.13) y Jawara se encargó de poner la máxima (18-34, m.15). El viento estaba a favor. El Cantabria navegaba en un mar de dudas pero el COB perdonó. Imprecisiones y malas decisiones que impidieron “machacar” cuando se podía, y que le abrió un resquicio a su rival, que se marchó al descanso creyendo y dejando la renta ourensana en diez puntos (27-37).
Y esas malas sensaciones se multiplicaron en la reanudación. Apagón total del COB. Un tercer cuarto de pesadilla sin que los locales se convirtieran en los Celtics de Bird. El mejor resumen: en 10 minutos, solo cuatro puntos (un triple y un tiro libre de Peter-McNeilly). Desde mitad del primer cuarto no se veía por detrás el equipo de Félix Alonso (39-38, m.26). Momento de mostrar carácter y no ser el equipo que fue el curso pasado.
Radunic y Bulic hacían daño y no había nadie que diese la réplica. Radic pasó de ser Jekyll a Hyde. Samu Rodríguez no anotaba triples liberados. Y así todo. Un calvario. Pero, pese a todo, el COB aguantó. Una cornada que no afectó órganos vitales. Y con el 45-41, al último cuarto.
La máxima de los locales (50-43, m.31) hizo pensar lo peor. Se necesitaban valientes. Radic aceptó el reto. También buenos minutos de un Peter-McNeilly en versión mejorada. Pero fue Turner el que se puso modo “jugón”. Levantó al equipo. Pero no era suficiente. El final de infarto estaba servido. Radunic puso el 63-60 a falta de segundos. Celebró demasiado pronto. Jawara se puso el disfraz de salvador para, con un triple a tabla, poner el 63-63. Bulic a la desesperada no acertó. Todos a la prórroga.
Y ahí el COB dio un paso adelante. Hubo que ganar el partido tres o cuatro veces, pero lo ganó. Turner siguió con el “picorcito”. Radic volvió a dejar su mejor cara. Anotó y fulminó por faltas a Radunic. Atrás, muy serios, volvieron a frenar en seco al Cantabria (63-70, m.43). Nunca se dieron por vencidos los de David Mangas, que trajeron de vuelta la incertidumbre y la taquicardia a los cobistas gracias a Lisboa. Pero un tiro libre de Peter-Mcneilly puso el cuño a la victoria 76-80. Sudada, con luces y sombras, pero victoria. ¡Y qué victoria! Una que les permite iniciar la jornada dominical líderes de la LEB Oro. Y en el horizonte dos partidos en el Pazo. Son buenos días para el cobismo.
El COB quiere seguir mirando hacia arriba en la tabla clasificatoria. Tras algún amistoso dubitativo, el inicio de LEB Oro está siendo casi inmejorable para los de Félix Alonso.
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