Líder dentro y fuera de la pista, su lesión fue como un golpe bajo para el COB. Por el fondo y por la forma. Su salida de Pumarín en silla de ruedas preocupó a propios y extraños. Y la imagen entrando al Pazo en muletas cuatro días después arrancó la ovación de los cobistas. Porque Karamo Jawara (Bergen-Noruega, 1991) quería estar con sus compañeros aunque no se vistiese de corto. La espalda le obliga a parar alguna semana más. No quiere hablar de plazos, “prefiero ir día a día. Noto que cada vez estoy mejor. Ya puedo andar, sentarme o levantarme solo”, explica el ala-pívot.
“Al terminar un tiempo muerto, traté de levantar el pie y mi espalda se quedó recta. No me podía mover”
No quiere acordarse, pero recuerda el momento exacto de la lesión. “Estaba Félix hablando en un tiempo muerto. Al terminar, levanté el pie para incorporarme y noté una sensación rara en la espalda. Se me quedó totalmente recta, no me podía mover. Después tuve que hacerlo en una silla de ruedas y, en el bus de vuelta, tumbado en los asientos de atrás”. Un viaje duro de Oviedo a Ourense. Y de la calle a su domicilio. En esos momentos, inevitable pensar en que la temporada corría peligro a falta de la pertinente revisión.
Pero las pruebas médicas hablaron. El problema físico puede quedar solventado en cuestión de semanas. Y los progresos ya empieza a notarlos el noruego. “Fueron buenas noticias. Estamos trabajando duro con los fisios Sergio Domarco y Yago Blanco y con el equipo médico, que es excelente. Voy día a día, sin plazos”. Paralelamente, los buenos deseos de aficionados y compañeros. No es medicina, pero cura. “Me da mucha energía para trabajar en la recuperación. Los aficionados me escriben por redes sociales y los compañeros se han preocupado por si necesitaba cualquier cosa. Precisamente por eso me da mucho dolor no estar con ellos”, indica Jawara.
“Ahora ya camino, me siento y me levanto solo. Me encuentro mejor cada día que pasa”
Desde la barrera
Le tocó ver la acción desde la barrera. Y este domingo, desde casa. “Jugando soy muy tranquilo. En la pista, aún si mi equipo pierde de 20 puntos, estoy relajado y pienso que vamos a ganar. Pero sin jugar me pongo más nervioso, siento que no puedo hacer nada para ayudar”, detalla. Compromiso de no hacer ningún gesto brusco viendo el duelo de Menorca.
Es el gen del ala-pívot noruego. Desde el primer momento que interiorizó que tenía que parar ya pensó en el momento de volver a ponerse en marcha. “Soy un jugador muy competitivo. Voy a volver con más hambre, está claro. Porque ver que el equipo no gana y no puedo estar ahí me duele. Quiero jugar y quiero ganar”.
“Soy muy tranquilo en la pista, pero viendo jugar al equipo desde fuera me pongo muy nervioso”
La perspectiva de estar al otro lado de la línea le hizo tener una visión del equipo más amplia. Es buena, positiva y optimista. “Creo que en el encuentro contra el Fuenlabrada el equipo dio el máximo, el 100%. Esto es baloncesto y no puedes ganar cada partido. Yo tengo toda la confianza en mis compañeros. Es una pena que haya lesiones, sobre todo por como empezamos, con un balance de 4-0. Pero las cosas son así. Cuando se lesionó Justin Turner, que es uno de los mejores anotadores de la liga, fuimos capaces de ganar. Solo van seis partidos. Queda mucho”, repasa Jawara.
Palabras de un hombre tranquilo que acelera para volver a disfrutar sobre el parquet. Siente que ha dejado huérfanos a sus compañeros. Gasolina para encender un motor con galones en la liga y en el equipo. El cobismo espera para darle otra ovación, pero esta vez con puntos en las manos en vez de muletas.
