Cae el cerebro de un asalto a ancianos en Boborás tras 6 años de fuga

SELECCIONARON Y VIGILARON A LAS VÍCTIMAS

La jueza de Carballiño ratificó la prisión para Jorge Luis C.F. tras su extradición desde Holanda

La Audiencia condenó a otras tres personas por este asalto el 26 de mayo de 2021.
La Audiencia condenó a otras tres personas por este asalto el 26 de mayo de 2021.

La jueza del Tribunal de Instancia de Carballiño (plaza 1), Irina Fernández, ratificó ayer la prisión provisional comunicada y sin fianza para Jorge Luis C.F. (42 años), un fugitivo que permanecía en paradero desconocido desde mediados de 2019. Tras años de búsqueda, el sospechoso fue localizado el pasado mes de noviembre en Holanda. Pesaba sobre él una Orden Europea de Detención y Entrega. Tras el visto bueno a su extradición el 19 de diciembre, el investigado llegó a España en un vuelo procedente de Amsterdam el pasado día 23 y pasó a disposición del juez de guardia de Madrid (Juzgado de Instrucción número 21), que acordó ese mismo día su encarcelamiento en Soto del Real.

La jueza de Carballiño celebró ayer una comparecencia, ya que será ese órgano el que instruya la causa, para escuchar a las partes. La togada, en su auto, sostiene que el presunto cerebro de la banda que asaltó a un matrimonio y a su cuidadora en Pazos de Arenteiro ( Boborás) el 18 de mayo de 2019 debe estar en prisión provisional porque concurre el riesgo de fuga. Él aseguró que desconocía que lo estuvieron buscando.

Por estos hechos, ya fueron condenados en mayo de 2021 por la Audiencia Provincial de Ourense, tras admitir el delito, José Antonio P.R., Yoni José M.R. y Fátima G.R. Pero faltaba Jorge Luis, quien logró dar esquinazo a la Guardia Civil y tan siquiera pudo ser procesado y juzgado. Estuvo ilocalizado hasta noviembre de 2025 y será juzgado en breve por la Audiencia de Ourense para que la causa no acumule más retrasos.

Según determinó la Fiscalía, la planificación del atraco y la selección de la vivienda partió de Jorge Luis y su pareja, Fátima.

Así, la trama fue el resultado de un golpe preparado con antelación. Según los hechos probados en la sentencia, la logística fue coordinada por Fátima G.R., quien seleccionó la casa y vigiló las rutinas de las víctimas para asegurar el éxito del golpe. El 18 de mayo de 2019, mientras los organizadores permanecían en el exterior para asegurar la huida y la vigilancia, dos hombres (José Antonio P.R. y Yoni José M. R.) fueron los encargados de ejecutar el asalto físico, ocultando sus rostros con pasamontañas y armados con una pistola y un cuchillo.

El interior de la casa se convirtió, al filo del mediodía, en el escenario de una auténtica pesadilla para sus moradores. Los ejecutores encañonaron a la cuidadora en la cabeza y la maniataron con bridas. Con violencia, trasladaron al matrimonio a otra estancia, donde llegaron a amenazar al dueño de la casa con cortarle un dedo o el cuello si no facilitaba el PIN de sus tarjetas y la llave de la caja fuerte. Al no obtener la información, los asaltantes arrancaron las joyas que portaba la mujer, se hicieron con 1.500 euros y se marcharon.

Yoni José Manuel y José Antonio huyeron en dirección al lugar donde los estaba esperando Fátima en un vehículo, pero esta última, al percatarse de que las víctimas ya habían dado la voz de alarma y los vecinos los estaban buscando, abandonó su posición. Los acusados Yoni José Manuel y José Antonio fueron finalmente descubiertos por los vecinos, escondidos en el monte. Yoni José Manuel consiguió huir y José Antonio Pardo fue detenido por agentes de la Guardia Civil. A escasos metros de donde fueron localizados, se encontraron bridas, guantes, un gorro, un destornillador y una lata de Aquarius que previamente habían sustraído de la nevera de las víctimas.

En una nueva batida de búsqueda, realizada el día siete de junio de 2019, a cuatro metros de donde se encontró la ropa del acusado José Antonio Pardo, fue localizada la pistola simulada empleada en el atraco.

En mayo de 2021, la Audiencia Provincial de Ourense ya impuso penas de más de cuatro años de prisión para los ejecutores materiales de un robo con violencia e intimidación en casa habitada con uso de disfraz (ocultaron el rostro con un pasamontañas y un verdugo), José Antonio y Yoni José, mientras que Fátima fue condenada a tres años de cárcel tras indemnizar a las víctimas (se le aplicó la atenuante muy cualificada de reparación del daño).

La fiscal aplicó a todos ellos la atenuante de reconocimiento de los hechos.

Las pruebas: de la confidencia materna a las escuchas telefónicas

El auto que ratifica la prisión provisional para Jorge Luis C. F. no solo lo señala como un partícipe más, sino como el ideólogo que presuntamente orquestó el violento asalto en Pazos de Arenteiro.

Según el relato judicial, el plan nació de una confidencia: Jorge Luis supo a través de su propia madre, que había trabajado en la casa, que en la vivienda existía una caja fuerte con dinero y joyas. Con esa información, el investigado supuestamente reclutó a los ejecutores, trazó la estrategia y realizó las vigilancias previas junto a su pareja, Fátima G., utilizando un Opel Astra del que incluso tenía un duplicado de llaves.

La instrucción judicial recoge indicios que sitúan a Jorge Luis en el epicentro de la trama del asalto. Los repetidores de telefonía móvil lo ubican en las inmediaciones de la casa en los días anteriores al robo, lo que refuerza la tesis de que realizó labores de reconocimiento sobre el terreno.

Además, el día del asalto, varios testigos presenciales lo identificaron en la zona, donde supuestamente esperaba junto a Fátima en una de las salidas de la localidad para dar cobertura logística a los atracadores y asegurar la huida.

Uno de los puntos clave son las intervenciones telefónicas realizadas por la Guardia Civil con autorización judicial. En ellas, se detectaron conversaciones en las que Jorge Luis urdía planes para desvincularse del vehículo identificado en el lugar de los hechos. Asimismo, testimonios del entorno del acusado aseguran que este llegó a confesar que “había hecho una cosa con el coche” y pidió ayuda para averiguar por qué la Guardia Civil andaba preguntando por él.

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