Peludo, Xoumela o Melina; Copito, Monchito, Rosiña o Tricolor -según el interlocutor-, son algunos de los habitantes felinos de Zarracós, una aldea de A Merca que, en los últimos años, ha registrado un aumento importante del número de gatos callejeros y, con ello, el malestar vecinal.

Lo que al principio fueron unos cuantos felinos que se quedaron abandonados al fallecer sus dueños, ha acabado por convertirse en alrededor de 70 animales -datos facilitados por los vecinos del lugar- que se concentran en dos zonas concretas del pueblo con 59 empadronados (según el Instituto Nacional de Estadística).“Xa hai máis gatos que veciños”, sentencia, en un recorrido por el lugar, el joven Gabriel Casorio. La mitad de los peludos “non sabemos de onde veñen. Os outros, foron quedando e multiplicándose”, relatan un grupo de voluntarias que prefieren mantener su anonimato, pero que trasladan su preocupación por el bienestar de una colonia que no está registrada legalmente, pero que es más que evidente para los lugareños.

El próximo mes de octubre “fará un ano que falamos co Concello, presentamos un escrito para que se rexistrase a colonia, pedindo o carné de alimentadora e tamén axuda para castrar, para poder controlar a colonia. Pero seguimos igual”, lamenta una de las voluntarias, testigo de un aumento que va a más y que, debido a su elevado número, ya tiene dividido al pueblo. “La gente se queja de que dañan las huertas, que mean todo, que entran en las casas… Cada año va a más, pero poco podemos hacer nosotros. A los gatos que tenemos controlados, les damos las pastillas -para evitar el celo de las gatas- pero más no podemos hacer”, comenta otro vecino, Augusto Iglesias , quien presenta a su nuevo miembro de la familia, un perro callejero que durante meses merodeó por el pueblo.

En O Campo, donde está el lavadero y a donde acuden los felinos cada mañana, las vecinas comentan las posibilidades para poner freno a una situación que, inciden, pasa porque los responsables municipales cojan a los gatos y los esterilicen. “Collelos leva moito tempo”, reconocen las mujeres que se muestran dispuestas a colaborar y encargarse del proceso de recuperación posterior que afectaría a las hembras, “pero hai que empezar xa”, insisten.

Protocolo de actuación

En su reivindicación, cuentan con el apoyo y respaldo de la Asociación Mikaela de Celanova que, hace unos años y con apoyo del gobierno local, ha regularizado la situación en el concello de Celanova. “O custo para os concellos non é moito, porque hai subvencións para castraccións. O caso é querer”, señala el colectivo con sede en la villa de San Rosendo y que recuerda que “hai unha lei de benestar animal que teñen que cumprir”.

Desde el Concello de A Merca aseguran que están trabajando en un reglamento que pueda dar cumplimiento a la ley, basándose en iniciativas similares llevadas a cabo en concellos vecinos y que se apoyan en la red de voluntariado local, pero “que choca no económico. A lei nos lastra porque non inclúe unha partida para estas cuestións e, se a temos que xerar nós con recursos propios, teremos que recortar doutros servizos”, traslada José Manuel Taín, concejal de Facenda en A Merca sobre una dinámica que “carga todo nos concellos e estamos chegando a un punto que non damos abasto. E toupará”, dijo sobre el aumento de competencias que recaen en la administración local.

Sobre el caso que afecta a Zarracós -y que en menor medida se ha registrado ya en otros puntos del concello- dijo que “haberá que solucionar o que temos, e unha vez solucionado, intentar no cometer o mesmo erro”, dijo en alusión a la alimentación de los gatos callejeros.