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El Castelo de Lobarzán ya deja al descubierto sus puertas y muralla

ARQUEOLOGÍA

Esta campaña definirá los accesos al conjunto fortificado situado en terrenos de Monterrei y Oímbra, y que también fue víctima de los incendios de agosto

El equipo de arqueólogos ya ha estado trabajando en la limpieza del acceso en la muralla del Castelo de Lobarzán.
El equipo de arqueólogos ya ha estado trabajando en la limpieza del acceso en la muralla del Castelo de Lobarzán. | Proxecto Lobarzán

El conjunto arqueológico de A Ceada das Chás-Castelo de Lobarzán, una antigua fortificación que ocupa dos colinas en terrenos de Vilaza (Monterrei) y As Chás (Oímbra), inició el pasado lunes la tercera campaña de intervenciones, tras las llevadas a cabo en 2019 y 2024, esta última en dos fases.

A lo largo de 15 días, los arqueólogos buscan definir los accesos históricos al recinto amurallado y, específicamente, al Castelo, con la intención en futuras actuaciones de acondicionar accesos y rutas dentro del yacimiento. Intervendrán también en otros sectores de interés del conjunto.

Vista aérea de la muralla del recinto, con su aljibe o depósito de agua visible.
Vista aérea de la muralla del recinto, con su aljibe o depósito de agua visible. | Proxecto Lobarzán

A diferencia de las anteriores campañas, la de este año cuenta con la promoción y financiación de la dirección xeral de Patrimonio Cultural de la Consellería de Cultura y Turismo. Al frente de la misma se encuentra nuevamente la empresa especializada Breogán Arqueoloxía, bajo la dirección del arqueólogo y profesor de la UVigo Víctor Muñiz, especialista en Lobarzán tras encabezar las anteriores.

Los profesionales han arrancado por una sección del actual acceso, “un corte feito por unha máquina nos anos 70 para abrir un cortalumes” apunta Muñiz, pero que les está sirviendo para ver cómo era a muralla: “Aproveitamos a gabia xa feita para ver a súa cimentación e técnica de construción, e de paso deixala á vista, xa que moita xente viña aquí e non era consciente de estar entrando nun recinto amurallado, polo que nos permite devoverlle a súa monumentalidade”.

También definirán y limpiarán las puertas del recinto ya conocidas en el outeiro de A Ceada, una principal en dirección a As Chás, y otra lateral en forma de codo. Los incendios de agosto han vuelto a dejar a la vista esta última, identificada en 2019 y cegada por la maleza. En el horizonte, recuperar el acceso tradicional por la ruta desde As Chás.

Los arqueólogos trabajando en el acceso a la muralla en un entorno quemado, con Monterreial fondo.
Los arqueólogos trabajando en el acceso a la muralla en un entorno quemado, con Monterreial fondo. | Proxecto Lobarzán

Acceso principal

La actuación principal dentro del recinto es un sondeo que tiene como objetivo definir el acceso al Castelo. “Abría cara á valgada entre os outeiros. Entre o depósito do castelo e a torre hai unha liña de muralla que obriga a un acceso en forma de L que conduce ata a porta, ao pé da torre. É tamén o sector lóxico dende o punto de vista de defensa, obrigando aos eventuais invasores a contornar e ralentizar o ataque”, explica el director de la intervención.

En la propia vaguada se identificará el sector de la fuente, ya que “contar cun punto de auga era algo fundamental para unha fortaleza” y se procurará averiguar la cronología y funcionalidad de algunas estructuras que el fuego ha revelado en A Ceada, “como unha de planta circular e colapsada sobre si mesma”, concluye Muñiz.

Continuar los resultados “extraordinarios” de 2024

Placa de bronce de una escena de cetrería a caballo, hallada el año pasado.
Placa de bronce de una escena de cetrería a caballo, hallada el año pasado. | Proxecto Lobarzán

Esta campaña sigue la senda de 2024, que arrojó resultados “extraordinarios” tanto de la ocupación prehistórica como medieval. Sobre la primera, en la plataforma al norte del recinto amurallado se localizaron evidencias de “unha ocupación no calcolítico moi significativa”, apunta Muñiz, con el hallazgo de una cabaña de este período, abundante cerámica y muestras de “tallado lítico, en sílex e cristal de rocha” que hablan de contactos con el valle del Támega y la Meseta.

De la etapa medieval, los hallazgos atestiguan “a creación da fortaleza de Lobarzán no último cuarto do século X”, al coincidir las dataciones documentales y arqueológicas, dentro del proceso de repoblación del valle del Támega. De su papel defensivo es muestra una placa de cinto en bronce con una escena de caza hallada en superficie a unos 500 metros del recinto; esta pieza del arte andalusí remite a una posible incursión musulmana que atacó estas tierras a finales del X. El castillo, reformado en el siglo XIII ya bajo dependencia de Monterrei, fue abandonado en la centuria siguiente.

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