Feces de Abaixo recupera ventas con la vuelta de los emigrantes lusos

Los comercios de la frontera notan mayor afluencia de portugueses emigrados a Suiza y Francia

Los comercios de Feces de Abaixo viven "un bo verán"

Feces de Abaixo (Verín) siempre fue conocido por ser punto de parada obligatorio al cruzar la frontera con Portugal en Verín-Chaves. Antes de los 90 esta localidad “chegou a ter máis potencial de compra que o Corte Inglés”, apuntan algunos vecinos. Tras la construcción de la autovía y el “boom” de los hipermercados, la actividad económica en Feces bajó; aun así, los veranos continuaban siendo fuertes: todos aquellos que iban para Portugal hacían parada en Feces para hacer sus compras, repostar y tomar un café.

La pandemia del coronavirus supuso un “antes y un después” para los negocios que resisten en el pueblo fronterizo. La afluencia de turistas cesó y su economía se vio perjudicada pues, como explican, “vivimos dos que veñen a Portugal e dos propios portugueses”. Tras dos años del estallido de la pandemia, este verano está suponiendo un “raio de luz” para Feces de Abaixo, que recupera la actividad económica de antes de la pandemia. Y es que durante el verano por Feces pasan, mayoritariamente, portugueses emigrados -y también, en menor medida, españoles-, que cada año vuelven a su país de origen para reencontrarse con sus seres queridos.

Cambio en las tendencias

“Si que recuperamos a actividade, igual non ao 100%, pero case”, cuenta Miro Cid, del Comercio Celia Miro. “Agora o que máis se vende son produtos de alimentación, os caramelos e xoguetes, que antes tiñan moito éxito, xa non teñen tanto tirón”, añade Cid, quien también notó un cambio de tendencia respecto al modo de transporte: “Agora veñen mercar nos seus vehículos particulares, antes paraban os autobuses”, recuerda.

Años atrás era común ver frente a los comercios fronterizos autobuses y colas de clientes para comprar. Ahora, “os autobuses van pola autovía, os visitantes chegan ós seus domicilios, collen o coche e veñen mercar aquí”, cuenta Antonio Dosantos, de Comercio Toni, quien también comparte la sensación de Miro Cid. Dosantos afirma que “este ano estamos facendo un bo verán, a xente tiña ganas de saír, de mercar e volver ao seu lugar de orixe”, añade.

Los clientes que paran en Feces de Abaixo llegan de Francia, Luxemburgo y Suiza. Aunque también los hay de otros puntos de la geografía, como Brasil o Alemania. Llegan a la frontera y más allá de entrar a esos comercios que venden todo lo que uno se pueda imaginar, también aprovechan para comprar lotería.

En la administración de Feces de Abaixo, José Manuel Dosantos, su gerente, explica que, además del perfil habitual de clientes naturales de Portugal, “este verán tamén notei moitos ingleses e alemáns que veñen en furgonetas para ir a festivais á zona de Aveiro, parece que ese tipo de turismo está crecendo e tamén pararon aquí”, destaca el verinés.

“Vivimos, en parte, desa xente de paso, e é grato que veñan e logo queiran volver a mercar en Feces”, relata Antonio Dosantos, mientras atiende a José González, un vecino de Mandín (Verín) que vive en Alemania. Al entrar al establecimiento González preguntó a su encargado: “¿Tes dese embutido que levei da outra vez? Estaba moi bo”. Es uno de los muchos que regresa a Feces por la calidad de los productos.

Comida para llevar a sus casas

“Veño aquí porque teñen bos produtos, cando vimos a Mandín aproveito para mercar aquí”, explica este emigrado, que vuelve cada año a su tierra natal. “Gústame moito volver e sempre que podemos escapamos de Alemania para reencontrarnos coa familia e amigos, pero este ano tamén nos reencontramos cos prezos altísimos”, lamenta el cliente. Dosantos admite que es una realidad: “Agora todo sube, pero nós intentamos manter os mesmos prezos sempre, non podemos competir cos grandes hipermercados, pero temos clientes fixos”.

A pesar de unos precios asequibles en los comercios, aquellos que hacen parada en Feces se encuentran con esa subida de precios en la gasolinera, la que aun así funciona a diario y sin descanso. Ahora, los vecinos de Feces continuarán luchando para mantener sus negocios en pie y a sus clientes satisfechos y confían que lo que quede de verano -hasta mediados de septiembre- “sexa tan bo como o que levamos feito”, apunta Cid mientras vende unos chorizos y sirve un café. “Aquí inda temos que esperar a que volvan para os seus países os portugueses, que sempre levan comida”, añade Dosantos, tras recuperar ese movimiento transfronterizo que les dio siempre de comer.

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