Cualedro busca asentar población con la recuperación de los castros

El Concello de Cualedro encuentra su fuerte en los castros, un municipio que cuenta con más de 40 fortificaciones. Desde hace años trabaja por la puesta en valor de sus principales joyas: el castro de A Saceda (siglo VI a. C.) y el de San Millao (siglo II d. C.), un poblado que se habitó tras la desaparición de la vida en el de Saceda, a escasos 2 kilómetros entre ellos. La pasada semana, los arqueólogos de Xeitura Patrimonio finalizaban el trabajo de campo que se realizó durante este verano en San Millao, tarea que se traslada a los laboratorios, donde llegarán a unas conclusiones más precisas de lo que esconde el lugar.

La intervención constó de dos vertientes, una enfocada a la musealización del castro, con el fin de convertirla en un atractivo turístico, donde se conocieron “tres niveis diferentes de construción, de tres épocas diferentes, e o que vemos é que os máis antigos eran mellores construtores que os últimos”, explica Martiño Xosé Vázquez, arqueólogo de Xeitura.

La segunda y más importante parte del trabajo consistió en una actuación científica, sondeando las partes próximas a las murallas, donde se encontró lo que “posiblemente sexa unha necrópole do castro”, señala el arqueólogo. El equipo encuentra curioso que este cementerio se encontraba entre las murallas, “algo que reivindica que a terra é súa”, añade Vázquez. Tras los análisis se podrá sacar una conclusión certera de lo que cuentan los restos de San Millao.

Así lo explicó Vázquez en una visita este viernes al castro, acompañado de Luciano Rivero, alcalde del municipio; Luis Rodríguez, concejal del Concello, y Jesús Taboada, verinense relacionado con el lugar. Este último trabajó -con tan solo 12 años- en el castro hace siete décadas, cuando su padre, Xesús Taboada Chivite, inició las primeras excavaciones en el lugar. “Grazas a don Xesús o castro é coñecido”, afirma Rivero. Taboada aplaude la labor realizada en el castro y asegura que recuerda “con moito cariño este lugar, agora venme a cabeza o entusiasmo que puña meu pai nisto, era algo especial”.

Así, el Concello de Cualedro continuará apostando por la recuperación del patrimonio local, con el fin de “asentar poboación e atraer turistas”, explica el regidor, que viene de recibir una subvención de la Diputación por valor de 40.000 euros para continuar conociendo A Saceda, que “está declarado Ben de Interese Cultural, algo que xa está en trámite en San Millao, no que seguiremos traballando con obradoiros”, concluye Rivero.

Diez castros en la provincia

A lo largo de todo el territorio provincial se extienden diez castros que reseñan el valor patrimonial, histórico y arqueológico de estas fortificaciones, un motor de desarrollo turístico, económico y cultural de los municipios ourensanos. Los más destacados son el Castro da Saceda -siglo VI a. C.- y el de San Millao (Cualedro).

Castromao (Celanova) volvió a ser objeto de estudios arqueológicos el pasado año con el fin de mantener y conservar un referente de la cultura castrexa del siglo V a. C. Como este, el de San Tomé de Ourense -siglo I a. C.- es un yacimiento arqueológico musealizado que muestra el alto valor natural de la zona.

El Castro de San Cibrao de Las (Punxín y San Amaro) es uno de los de mayor tamaño localizados en Galicia -siglo II a. C.- y el verano pasado ofrecía visitas nocturnas guiadas por el área arqueológica, una apuesta por convertirlo en un motor económico de la zona.

En la sierra del Larouco destaca el de Castrillón -época prerromana- un enclave único por el sistema defensivo que tiene, en el que este verano se descubrieron dos nuevas cabañas angulares, un entorno que ya es visitable. Como este, el de Armea (Allariz) también invita a vecinos y turistas a conocerlo -s. IV a. C.-, que con el conjunto de Santa Mariña de Augas Santas aspiran a convertirse en la joya de Allariz.

También destaca el Castro de Os Castelos de Entrimo, el de Magros de Beiriz y el Castro de Cameixa en Boborás.