Aaron de Alba, en A Valenzá de raíces sirias, colombianas y venezolanas

LA NUEVA OURENSANÍA

Animado por una de sus hermanas mayores y en busca de una mejor vida, Aaron Ramses de Alba Afouri llegó a estas tierras con su familia, decididos a intentarlo con una tercera migración. Hierve en él el deseo de hacerse hombre de provecho, aunque todavía le toque solo crecer

Miriam Blanco | M. Vázquez

Publicado: 23 dic 2024 - 17:54 Actualizado: 08 ene 2025 - 16:46

Aaron Ramses de Alba en A Valenzá.
Aaron Ramses de Alba en A Valenzá.

¡Ay, qué liada con Aaron Ramsés de Alba Afouri, cincuenta por ciento colombiano, un poco venezolano, de abuelo sirio y novia autóctona! Lo conocimos una mañana con su pareja, estaban al chiste y a la broma los dos muy bien acicalados. La compañera que sí, que no, al final con el testimonio de Aaron nos quedamos. Volvimos a verlo en A Valenzá para quitar a su bien amada gallega del plano.

Resuelve Aaron el misterio de su genealogía y de su enrevesado nombre. “Mi mamá es venezolana hija de árabe, él allá montó su imperio, se casó, no se dejó robar y por eso lo mataron, mi abuela se quedó sin nada”, aclara. Consecuencia de esta tragedia, la familia emigró para todas partes. “Mi papá es de Cartagena, en la costa Atlántica, de ahí marchó a Barranquilla”, ubica en Colombia su estirpe paterna. Entendemos que allí se encontraron sus padres.

No llega Aaron a los veinte años, y llegó a Ourense hace dos, con toda su familia, padre, madre y hermana. “Ella lleva aquí más de dos décadas”, explica sobre la última, hay una tercera en la familia que es ya chilena, “la tenemos ahora aquí de vacaciones”, añade. “Estuve sin verlas muchos años, yo me fui de Barranquilla a Venezuela cuando tenía diez años y ellas ya se habían marchado”, explica.

Latino de provincias

Según Aaron, Madrid no es una opción para lo que ellos estaban buscando. “Los conocidos de la capital me dicen que la cuestión está demasiado fea”, comenta. “Dos jóvenes se enfrentaron con catanas en una estación de tren”, comenta, hablando al hilo de las reyertas de pandillas enfrentadas. “Para que una banda latina pueda hacerse con una ciudad tiene que haber gente de ahí que le dé un aval”, explica. Cuenta a dúo con su pareja que en el ambiente nocturno ourensano se pueden oler los enfrentamientos, y opinan que la ciudad está creciendo demasiado rápido.

“La gente que acoge a los nuevos inmigrantes hacen ritos de iniciación”, informa sobre lo que lee, pues confiesa Aaron Ramses que él no anda con malandros. “No todos venimos con la misma cabeza, yo no pretendo delinquir”, aclara.

“Vengo de una situación país con violencia, perturbación social, de pasar tragedias”, aclara. “Esto es muy tranquilo, tiene una cultura muy hermosa”, añade sobre Ourense.

Compara Aaron a los gallegos que fueron a Venezuela “muy de esforzarse, muy obreros”, con los currantes que vienen de allende los mares. “Soy de una familia de trabajadores”, comenta Aaron. Cuenta que la matriarca “era buhonera”, que viene a ser vendedora ambulante. “Comerciaba con útiles escolares en un puestecito”, puntualiza. “Mi padre trabajaba en un restaurante”, explica.

“Ahora mi padre ya está trabajando y tenemos por fin nuestro propio piso en A Valenzá”, comenta. Hasta ahora el apoyo venía de su hermana asentada años ha aquí, y de las fuerzas sobrenaturales. “Dios aprieta pero no ahorca, yo soy muy creyente”, aclara.

Un chico corriente

Conoció a su novia la gallega en un gimnasio. “Como todo buen hombre me ofrecí para ayudarle”, cuenta el conquistador, luego mantuvo el fuego caliente a través de las redes sociales. “Vamos a cumplir diez meses”, añade.

“Fuerte”, se considera Aaron, que anhela vivir cómodamente. “No con lujos”, puntualiza. A ver a qué llamamos fastos y excesos Aaron, que hoy vas de punta en blanco.

“Mis amistades son pocas, mi pareja y un amigo que vive en Colombia”, comenta. Un círculo transnacional muy reducido por propia elección, no es Aaron de prodigarse. “Éche o que hai”, exclama, una expresión que, según él, usa con asiduidad.

Se le ve enamorado a Aaron y con ganas de ser mayor aunque no haya podido aún emanciparse. “Diecinueve años”, revela su edad. “Meu rei”, apetece decirle, acabas de aterrizar en esta tierra, la vida es larga, tómatelo con calma.

A ver si le sale el trabajo ése que tiene en ciernes y va haciendo unos dineritos para apoyar a la familia, y se anima con estudios al mismo tiempo. Su novia es aspirante a letrada, y hoy fue un poco abogada del diablo, esperamos que a Aaron solo le dé amor del verdadero, y no lo esté mareando.

“Hipócrita con la cerveza”, comenta, al elegir la Estrella Galicia sobre la Polar venezolana. Hemos de entender que una tonada de muchos lugares siempre ha latido en el corazón de Aaron Ramses de Alba Afouri.

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