Abrir ventanas no es la solución: "Cada vez que ventilas ese espacio, tiras energía"

Con la llegada de la pandemia se han descubierto muchas carencias en las infraestructuras de edificios tanto públicos como privados. Una de las que más preocupa a los expertos es la mala calidad del aire en espacios cerrados, sobre todo en las aulas.

En concreto, un gran porcentaje de centros del país no cuentan con sistemas de ventilación adecuados para mover el aire, por lo que recurren a la ventilación natural, que supone un gasto de energía, emisiones de dióxido de carbono y cambios de temperatura que generan incomodidad a los alumnos, además de un riesgo para la salud de todos.

Desde el Consejo General de la Ingeniería Técnica Industrial de España (COGITI), el comité de expertos en ventilación señala que "es imprescindible abordar ya un plan de actuación para solucionar la deficiente calidad del aire interior en los centros", ya que, según apunta el ourensano José López Padrón, técnico industrial y coordinador de dicho comité, "el problema viene de antes de la pandemia y debe quedar resuelto para después de ella".

Inversión necesaria

López explica que "desde 2008 es obligatorio que los edificios nuevos -colegios incluidos- tengan, por ley, sistemas de ventilación mecánicos para una calidad de aire adecuada en interiores, pero a la vez que respeten tanto medio ambiente como eficiencia energética".

El problema reside en que "en los centros no existen estos sistemas, ya que su edad media ronda los 25 o 30 años, y salvo reformas recientes en alguno, el resto sigue ventilando de forma natural, no estando, en principio, obligados a instalarlo", expone el técnico, recordando que "este método hace que se pierda la comodidad térmica, el calor acumulado ante la climatología del momento, que es impredecible". Tanto López como el comité de expertos abogan por utilizar los fondos de recuperación europeos para instalar estos sistemas -calculan, en base a datos del censo educativo y centros del territorio estatal, que la inversión sería entre 325 y 245 euros por alumno, dependiendo del grado de optimización- y mantener así la tasa por debajo de las 800 partes por millón (medición para controlar la concentración de dióxido de carbono en un espacio cerrado). "Las otras alternativas, como los medidores de CO2, son más económicas, pero no resuelven el problema

y la gran demanda actual hace imposible adquirirlos a tiempo", recalca López.

Además, tras un estudio piloto del comité en centros de la provincia y de otras comunidades, el ingeniero asegura que "en ningún aula se estaba por debajo del nivel admisible de concentración de dióxido de carbono, y las de Ourense no fueron la excepción", destacando que "la ventilación siempre es la gran olvidada, pero tiene un fuerte impacto en el desarrollo formativo de los jóvenes y de no corregirse puede derivar en problemas de atención y de asistencia a clase".

El técnico finaliza enfatizando que la ventilación natural castiga, en lugar de aportar, a la lucha contra el cambio climático: "Si tienes un aula a 20 grados llena de alumnos, cada vez que abres y ventilas ese espacio, estás tirando energía por la ventana, y generando emisiones inútiles que afectan a la salud de todos, por eso es vital concienciarse de que la ventilación mecánica es necesaria, y no sólo guiarse por lo que detectas por la nariz", afirma.

"La calidad del aire necesita de un sistema de control"

José López Padrón es ingeniero técnico industrial, colegiado por el Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Industriales de Ourense. Fue miembro de su Junta Directiva hasta 2017, momento en el que pasó a ser Coordinador en el Consejo General de la Ingeniería Técnica Industrial de España (COGITI), en donde actualmente trabaja coordinando varios comités de expertos, entre los que se encuentran el de Ventilación, Climatización y Eficiencia Energética, que realiza los estudios sobre la materia a tratar. En su opinión, "la calidad del aire depende de un sistema que la controle", y detalla cómo son los actuales: "Permiten meter aire exterior limpio y expulsar el viciado, y el calor del interior se cede a la corriente de aire entrante, que se cruza con la saliente pero sin tocarse".