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El Gobierno repara por la vía de urgencia los viaductos del Arnoia (Allariz) y de A Valenzá, ambos en la A-52, para subsanar la situación de “grave peligro existente” en estas dos infraestructuras. Son los únicos de la provincia de Ourense construidos de la misma forma que el viaducto colapsado en la A-6.
El Consejo de Ministros realizó una declaración de emergencia para acometer de forma inmediata las obras de ambos viaductos (las obras en Allariz comenzaron ya ayer), en los que invertirá hasta 6,34 millones de euros, al haber detectado fallos en el sistema de impermeabilización en el tablero en las inspecciones.
Precisamente, las filtraciones fueron una de las causas principales del desplome del viaducto de Castro, en la A-6 en Lugo, donde “contaminaron intensamente el hormigón y las armaduras de los bloques de anclaje de dichos cables”, según los informes sobre dicho colapso. Los fallos de impermeabilización y las filtraciones se tradujeron en “problemas de degradación” en el viaducto de Castro, que se derrumbó en junio de 2022. El fallo en el sistema en aquella infraestructura provocaba la entrada de agua en el tablero y afectada a todo el sistema, lo que hizo obligatorio acometer unas obras meses antes, que, sin embargo, no pudieron acabarse al desplomarse el viaducto en medio de los trabajos.
Ese mismo verano, apenas unas semanas después de aquel fatídico 7 de junio, como adelantó este periódico, los servicios de mantenimiento de carreteras pusieron el foco en los dos viaductos “gemelos” que había en Galicia, ambos en la A-52 en Ourense. Entonces, cortaron carriles en ambos sentidos en el viaducto de A Valenzá (Ourense) para someter a un control a la infraestructura y lo mismo repitieron en Allariz. La preocupación era evidente.
Estos viaductos, de finales de los 90 (misma etapa que el puente del Castro de la A-6), se pusieron en el foco de las administraciones desde el primer momento. La Xunta solicitó entonces al Ejecutivo central que intensificase las acciones de revisión en infraestructuras similares para evitar que volviese a suceder una desgracia.
Dentro de esas labores de revisión de los viaductos de Allariz (punto kilométrico 206,5 de la A-52) y A Valenzá (pk. 224,9 de la misma A-52) se constató que era “necesario mejorar la impermeabilización del tablero”, al detectar daños que era urgente reparar. También se sustituirán las juntas de dilatación “para evitar la entrada de agua”, se instalarán sensores de humedad y salinidad y se sustituirá el firme, entre otros trabajos.
En el puente de Allariz comenzaron ayer las obras y se cortaron los carriles de uno de los sentidos, desviando el tráfico hacia una de las plataformas. Está previsto que en A Valenzá se comiencen los trabajos también en próximas fechas.
El Gobierno aprobó el 21 de febrero la emergencia para “subsanar la situación de grave peligro existente” en los dos viaductos de Ourense, y siete días después ya estaban en marcha en Allariz los trabajos para corregir los fallos en la filtración de aguas. Entre las obras están el fresado y sustitución del firme para mejorar las losas de continuidad y la impermeabilización de la superficie de los tableros; la regeneración de la impermeabilidad en el entorno de las losas de continuidad; la sustitución de las juntas de dilatación por unas nuevas que eviten la entrada de agua entre dos vanos; el saneo y rehabilitación de los mamparos de los extremos y del paramento interior; la instalación de un sistema de instrumentación, y la instalación de sensores de humedad y salinidad.
Los viaductos de A Valenzá y Allariz fueron construidos en el mismo periodo, por la misma empresa (FCC) y con el mismo modelo de construcción con piezas prefabricadas que el de Castro, que se vino abajo en la A-6. Esta técnica constructiva se empleaba hace más de dos décadas (vigas isostáticas con cables que las sustentan) y que hoy ya no se utiliza.
Se hacía entonces al permitir “construcciones muy rápidas”, como señaló entonces el director de la Axencia Galega de Infraestruturas, Francisco Menéndez, que solicitó en ese momento al Gobierno que pusiese el foco en los mismos.
El riesgo en el modelo constructivo de este tipo radica en que los cables fallen y no se sostenga. Esta patología, de hecho, es la que se había detectado inicialmente en el puente de Castro de la A-6. El puente estaba cerrado al público cuando se producía el derrumbe de uno de los vanos.
Ese problema de corrosión en los cables y degradación del hormigón se achacó a la entrada de agua a través de las losas de continuidad, fallos que ahora se han detectado en los viaductos ourensanos “hermanos” y que se pretenden corregir de urgencia.
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