El acusado de ocultar pizarra en Valdeorras: “Pensaba que la podía vender”

La Audiencia Provincial acogió este lunes la primera sesión del juicio contra un hombre acusado de un presunto delito de insolvencia punible. La Fiscalía le imputa haber ocultado hasta 280 palés de pizarra, que tendrían un valor de más de 82.000 euros y que se encontraban embargados en O Barco de Valdeorras.

Los hechos que se van a enjuiciar a lo largo de toda esta semana se produjeron en 2018 cuando el encausado fue nombrado depositario judicial, con todas las advertencias legales, de la mercancía como consecuencia de un procedimiento de embargo.

En una fecha indeterminada, pero antes del 25 de octubre de 2019, el encausado ocultó todos esos palés de pizarra embargados y de los que era depositario. Esa actuación perjudicó a la ejecutante judicial, ya que no pudo cobrar la cantidad debida, puesto que el depositario no dio razón de donde estaban. Por ello, el acusado se enfrenta a tres años de prisión y a tener que indemnizar a la mercantil. En el banquillo también se sentaron otras cuatro personas, presuntamente implicadas, señalados por la acusación particular.

Declaraciones de los acusados

La primera en declarar fue la exmujer del administrador de la empresa pizarrera donde se guardaba la mercancía con los 280 palés. “Mi marido era quien negociaba los precios, quien tomaba las decisiones y quien autorizaba las operaciones que se realizaban en la empresa. Yo solo hacía lo que él me pedía”. La implicada también aludió a los problemas con el alcohol, de la que entonces era su pareja, “siempre le gustó beber, pero se podía hablar con él”.

Por su parte, el administrador de la pizarrera respondió una decena de veces con “no lo recuerdo” a las preguntas del Ministerio Fiscal y de los letrados. El implicado achacó a sus problemas con el alcohol sus problemas de memoria y alega no recordar del embargo de los 280 palés, ni de la época en la que se desarrollaron los hechos. “Tenía un alcoholismo muy grande en esos momentos. Tengo las capacidades cognitivas muy perjudicadas, mi memoria está muy rara, muy fragmentada”. Respecto a las operaciones en las cuentas de la empresa, en la que supuestamente figuraban movimientos de hasta 600.000 euros, declaró que “no recuerdo quien tenía las claves de la cuenta, ni quién realizaba los pagos. Creo que era mi exmujer por lo que me han dicho”.

La tercera declaración fue la del encargado de la empresa en el momento de los hechos, quien aseveró que el administrador “nunca estaba borracho en horario laboral y que todas las decisiones empresariales eran tomadas por este. Yo solo era el encargado, la administración de los bienes de la empresa era cosa suya”.

El cuarto implicado, empleado de la pizarrera, coincidió con el encargado en su declaración al señalar que el administrador “tenía un estado físico normal, no estaba borracho a todas horas. Este trabajador figuraba supuestamente como administrador de una de las sociedades distribuidoras de la pizarrera implicadas en el delito, a lo que aludió, “yo no era administrador, aunque figure en el registro. Me dijeron que tenía que firmar un papel ante notario y lo firmé, pero no sabía lo que era”.

El último en prestar declaración fue el único acusado directamente por el Ministerio Fiscal y que trabajaba para la comercializadora de la pizarrera y que fue depositario judicial en su momento de los 280 palés. Este afirmó que los vendió siguiendo “entendí que era libre de hacer lo que quisiera con ellos. Me dijeron desde la empresa que se podían vender y lo hice siguiendo el consejo de mi abogado”.