Acusan a un anticuario de Ourense de poner a la venta un cristo de marfil ilegal

El Serprona de la Guardia Civil, en el marco de la operación Celacanto, investigó en el año 2019 a más de 200 personas en toda España por tráfico ilegal de especies protegidas y por delitos relacionados con el incumplimiento del convenio CITES (Convención sobre el comercio internacional de especies amenazadas de fauna y flora silvestre) y de la normativa de contrabando. Esa investigación también tuvo ramificaciones en Ourense.

En el transcurso de una inspección rutinaria de los agentes adscritos al Seprona de Ourense a la exposición de antigüedades Antiqualia, que se celebraba en Expourense el 9 de noviembre de 2019, halló un cristo del marfil, fechado entre los siglos XIX y XX, que se había realizado con un colmillo de elefante africano (Loxodonta africano) así como una figura tribal tallada con el mismo material. El cristo estaba a la venta por 1.200 euros y era ilegal.

El Seprona interrogó a la responsable del stand, una anticuaria del país vecino, y llegó hasta el verdadero dueño de las piezas, un anticuario de la ciudad. La denuncia interpuesta se tradujo en un procedimiento penal por un delito contra la fauna en el que la Fiscalía de Ourense pide para Antonio P.M. una pena de 15 meses de cárcel, así como la inhabilitación para el ejercicio de profesión u oficio que tenga relación con el comercio de animales durante dos años e inhabilitación especial para el ejercicio del derecho a cazar durante dos años. El juicio estaba fijado para ayer, pero tuvo que suspenderse por la imposibilidad de localizar a dos testigos en el país vecino.

Según el Ministerio Público, el acusado pactó un precio de 1.200 euros (fue tasado pericialmente en 800 euros) por la venta del Cristo “a sabiendas de que carecía del certificado de uso comunitario original, exigido por el convenio CITES y por el Reglamento número 338/97, del Consejo de 9 de diciembre de 1996 para acreditar su origen legal y a sabiendas de la prohibición de comerciar con el mismo”. El elefante africano está incluido en el Convenio internacional de especies amenazadas de fauna y flora silvestres que entró en vigor en 1975, así como en otros reglamentos y disposiciones normativas.

La operación Celacanto, que se desarrolló en tres fases, se enmarca dentro del Proyecto LIFE ‘Guardianes de la Naturaleza’ contra el tráfico ilegal de especies protegidas y del Plan de acción español contra el tráfico ilegal y el furtivismo internacional de especies silvestres (Plan TIFIES).

La tercera fase, en la que se enmarca la inspección en la feria de antigüedades ourensana, estuvo centrada en la lucha contra el tráfico ilícito de marfil de elefante africano, una especie de la que ha decrecido su población hasta un 30% en la última década debido a su matanza por los furtivos.

El carbono 14, clave para los investigadores

En la operación Celacanto, los efectivos del Seprona contaron con el respaldo del Ministerio para la Transición Ecológica para la datación del marfil mediante la técnica del carbono 14, que fue empleada en 2019 por primera vez en España para esos fines.

En el caso de tratarse de antigüedades y, según la normativa europea suscrita por España para comerciar con piezas de marfil tallado, no es necesario certificado CITES siempre que se pueda demostrar que las piezas tienen una antigüedad anterior al 3 de marzo de 1947.

En el caso de las dos tallas incautadas en la feria de antigüedades ourensana, la figura tribal en un colmillo de elefante no estaba amparada por el convenio.

A fin de demostrar que una pieza de marfil es anterior a la fecha indicada, era frecuente aportar un certificado de antigüedad emitido por parte de un anticuario experto. El MITECO impulsó hace años la puesta a punto de una metodología basada en el análisis de radioisótopos de C14 para la datación del marfil. Para conocer la fecha, se toman muestras de las piezas de marfil y se someten a análisis mediante espectrometría de masas con acelerador (AMS) en el Centro Nacional de Aceleradores, centro mixto de la Universidad de Sevilla y del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), centro con capacidad para llevar a cabo esos análisis.