Agustín Fernández, un año de alcaldía coronada de tensiones

El regidor tuvo que hacer frente a la reprobación de la oposición y a la división de su propio grupo

El socialista Agustín Fernández cumplió esta semana su primer año como alcalde de la ciudad. Doce meses que comenzaron de una manera más que complicada, tras la dimisión de su predecesor por la operación Pokemon y la salida del BNG del gobierno, lo que dejaba a su grupo en minoría. En este tiempo, el alcalde tuvo que hacer frente a diversas crisis, tanto internas como externas, que lo convirtieron en el primer regidor de la ciudad reprobado por la oposición.

redacción. ourense

Publicado: 13 oct 2013 - 09:40 Actualizado: 10 feb 2014 - 23:33

Agustín Fernández, en el pleno de su reprobación. (Foto: MIGUEL ÁNGEL)
Agustín Fernández, en el pleno de su reprobación. (Foto: MIGUEL ÁNGEL)

El primer conflicto al que se enfrentó el alcalde fue el derivado de la decisión de su gobierno de no abonar determinados pluses a empleados municipales tras detectar visos de ilegalidad. Las concentraciones y reinvidicaciones de los colectivos más afectados finalizaron poco después al decidir continuar los pagos a expensas de revisar de oficio el acuerdo regulador. Paralelamente, él y el portavoz del PP, Rosendo Fernández, protagonizaron un intenso desencuentro público al apostarse el segundo frente a la Alcaldía para pedir explicaciones por diversas imputaciones de funcionarios y políticos.

No obstante, la mayor crisis a la que tuvo que hacer frente Agustín Fernández fue la que se originó cuando se conocieron algunos gastos realizados con cargo a las asignación que el grupo municipal socialista recibe del Concello, que incluían bebidas alcohólicas y diversas comidas. La constatación de estos gastos, descubiertos después de que la concejala Susana Bayo pidiera ver las cuentas del grupo, abrió aún más la enorme brecha que existía en el seno del grupo socialista y que se había acentuado en los difíciles días de la Pokemon.

Mientras el grupo de gobierno se encontraba más dividido que nunca, los gastos 'impropios' de los socialistas marcaban aún más distancias con sus exsocios de gobierno, el BNG, que pedían al regidor el cese de algún responsable de estos excesos. Los nacionalistas incluso insinuaron que el destituido podía ser el entonces asesor y coordinador de grupo, Antonio López Vallejo, cuestionado también por los concejales socialistas no afines al alcalde, que discrepaban de que buena parte de la asignación del grupo se destinara a pagar su sueldo en lugar de a amortizar el crédito pedido para la campaña electoral.

El cese no se produjo -aunque Vallejo salió meses después de este cargo- y la confianza de los nacionalistas en que el alcalde adoptaría medidas contundentes se quebró. Por ello, si en un primer pleno habían evitado la reprobación del alcalde a la espera de su reacción por el escándalo, en una segunda sesión -en junio-, el BNG suscribió la reprobación propuesta por el PP.

PRESUPUESTOS

El primer año de mandato de Agustín Fernández fue también el primero en que se celebró un pleno de Debate sobre el estado de la ciudad -a petición del PP- y el año en el que el Concello de la ciudad no aprobó presupuestos y trabajó con los de 2012 prorrogados. Fue también el de la reapertura al público del claustro de San Francisco y la apertura de la planta baja del Banco de España. El de los contratos denunciados por el PP y anulados por la Justicia y el del nombramiento de Carmen Rodríguez como directora xeral después de que la Justicia anulase las concejalías no electas. El Plan Xeral y aprobar los presupuestos para 2014 son ahora los grandes retos para los siguientes 365 días.

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