Arde en Ourense el edificio donde vive un abogado: “Es una venganza”

El incendio declarado este sábado al mediodía en el inmueble del número 7 de la calle García Mosquera, próximo al polideportivo del Instituto Otrero Pedrayo, no se sofocó tras las cinco horas en que hubo llamas (entre las 13.44 y las 19.15 horas). Continúa, pero ahora a nivel policial, porque una de las hipótesis contempladas es que se trata de un fuego provocado.

Los bomberos detectaron un virulento incendio que se inició en el portal, en donde había una nevera vieja desenchufada, y se extendió rápidamente por el hueco de la escalera de madera hasta coronar el tejado. Solo estaba habitado el primer piso, con un contrato en precario en el que figura como inquilino un abogado que ejerce en Ourense.

El propietario de esa vivienda -explicó a La Región- no recibía compensación económica alguna en concepto de arrendamiento e incluso se hacía cargo de los recibos de agua y luz. El beneficiario es un letrado oriundo de Ribadavia, exconcejal de Urbanismo en ese Concello a finales de los 90, al que conocía desde hace años por razón de su profesión en la Administración de Justicia, y permitía que viviese allí desde hace poco más de un lustro “por amistad y razones solidarias”.

Pero los vecinos de los edificios colindantes (número 5 y 9) creen que el inquilino, Antonio D.L., no vivía solo. Cuando los bomberos llegaron al lugar, tres hombres de mediana edad ya bajaban por una escalera apoyada en la fachada. Ninguno de ellos era Antonio. Este último había sido detenido en 2016 en el marco de una operación contra la regularización ilegal de inmigrantes extranjeros, pero resultó absuelto.

Los vecinos del número 9 aseguran que no era la primera vez que oían “discusiones, gritos y amenazas” en su casa. Una mujer incluso relató a este diario que durante la noche anterior escuchó: “Os voy a quemar vivos”. Casualidad o no, horas después comenzó un virulento incendio “con dos focos distintos”, asegura el oficial del parque de bomberos de la ciudad, José Benito Álvarez González. “Se inició en la planta baja, se extendió por el tiro de escalera, con un foco en la última planta”, detalló en el lugar de los hechos.

La Policía Nacional recabó el testimonio de otra vecina quien asegura que cuando comenzó a arder vio a una mujer conocida del barrio que bajaba por la calle García Mosquera y se llevó el dedo a la boca para hacer la seña de silencio.

Algunos vecinos concentrados en torno al perímetro de seguridad del edificio en llamas sospechan que el incendio fue provocado. Más aún, aseguraron que se trata de “un ajuste de cuentas, una venganza contra alguna de las personas que allí vivía”.

El incendio ya tenía llama a las 13.44 horas cuando en el primer piso del edificio afectado había tres hombres en su interior, que se vieron atrapados por el abundante humo.

Los vecinos de los números 5 (dos alturas) y 9 (cuatro plantas y entresuelo) también tuvieron que ser evacuados. Salieron con lo puesto, alguno de ellos en pijama y otros con el bocado en la boca. Las viviendas del número sufrieron desperfectos, ya que las elevadas temperaturas rompieron los cristales de las cocinas.

Los efectivos de extinción recurrieron a dos autobombas y la autoescalera y movilizaron a dos bomberos que estaban descansando. Según el oficial, fue complicada la extinción del foco del piso superior porque se acometió desde el tejado -el interior del inmueble no ofrecía seguridad-, lo que precisó la retirada de las tejas.

El vecindario colindante no pudo regresar a sus casas hasta bien entrada la tarde mientras que el número 9 quedó precintado.