Obituario | Buen camino, hermano Rivas: humanista, sabio e infatigable

La cultura gallega se despide del misionero, filólogo, profesor y redescubridor de la Vía de la Plata

Publicado: 26 sep 2022 - 01:12 Actualizado: 26 sep 2022 - 07:21

Elixio Rivas.
Elixio Rivas.

Lo último que pidió el hermano Elixio Rivas fue unas botas para el Camino y se ha marchado. El mundo de la iglesia y de la cultura gallegas se queda sin palabras para definir a este ourensano universal de Xunqueira de Ambía: un pozo sin fondo de conocimiento, un sabio, un humanista, sencillo, humilde, trabajador, caminante, infatigable… El pasado 31 de agosto, cumplió 97 años y su máxima, pese a su edad y su ceguera, seguía siendo “a nadie le es lícito trabajar menos de ocho horas diarias”. Misionero paúl, profesor, filólogo, autor de más de una treintena de libros y redescubridor del Camino Mozárabe o la Vía de la Plata, el hermano Rivas llegó con solo once años a estudiar al Santuario de los Milagros, poco antes de estallar la Guerra Civil, y esta mañana de septiembre será enterrado en su panteón.

“Este último año empezó a faltarle la vista y quedó prácticamente ciego. A él le gustaba vivir aquí, pero en junio vio que ya necesitaba ayuda para todo y lo enviamos a la enfermería de Salamanca”, explica José Manuel Villar, rector del Santuario de los Milagros y provincial de los Misioneros Paúles en España. “Su trabajo ha sido ingente y sobre él harán muchas tesis doctorales. Tenía una entrega incondicional a la cultura gallega. Buscaba las raíces, desde la filología, la lexicografía, la onomástica, la toponimia o la etnografía. Era un hombre incansable”, reconoce Villar.

Hoy es un día de profundo pesar para Eduardo López Pereira, presidente de la Fundación Otero Pedrayo y catedrático de Filología Latina. “Fóisenos Rivas, un dos vellos topónimos de Galicia. Él, que tantos topónimos nos esclareceu en tan multitude de traballos, foise”, afirma López. “Hai algo máis íntimo que se vai con el, porque os compañeiros da Fundación Otero Pedrayo tiñamos no maxín outorgarlle o premio Trasalba por méritos máis que sobrados e polo seu traballo a favor da cultura a da lingua galegas. Sinto afecto, lembranza, sentimento, pesar por este grande home que se nos vai”, reconoce.

Se emociona mucho José Luis Rodríguez, presidente de la Asociación Vía de la Plata, cuando habla del hermano Rivas. “Era un hombre sencillo y humilde. Dedicaba muchas horas al día a la lectura y a la investigación, y tuvo una vida llena de inquietudes. Fue muy reconocido por la intelectualidad de Galicia y lo merecía”, confiesa.

Admiración y cariño desprenden las palabras que le dedica José Antonio Quintás, vicepresidente de la Asociación Vía de la Plata. “Sabía que a súa vida chegaba ó final. Xa non podía nin ler nin escribir porque non veía”, indica. “Foi un home que se fixo a si mesmo e un sabio; sabía de case todo, incluso de botánica, aínda que era filólogo”, señala Quintás, que recuerda que el hermano Rivas fue durante 21 años secretario y profesor del colegio San Narciso de Marín. “Alí adórano porque moita xente estudiou gracias ós seus consellos”, dice.

Elixio Rivas tuvo una enfermedad que le impidió ser ordenado sacerdote, pero era “un hombre profundamente enamorado de su vocación religiosa. Su deseo de ir a las misiones era más fuerte que su falta de salud”, afirma Villar. Estuvo destinado en Inglaterra entre 1946 y 1955, en La Habana desde 1955 a 1959, cuando fue expulsado por la revolución cubana. Luego lo enviaron a Miami y Puerto Rico, y en 1961 regresó a España. A los 45 años, en 1970, se matriculó en Filología Románica, en la Universidade de Santiago.

Su tesón era conservar los orígenes de la lengua y cultura gallegas y el Camino Mozárabe de Santiago, que redescubrió pintando flechas en el suelo. Quizás ahora también nos pinte señales hacia el cielo ourensano.

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