Caride: "Me voy, siento que me han utilizado como un peón de un tablero de ajedrez"

Miguel Caride, el hombre que lideró la revuelta de los críticos de DO contra Gonzalo Pérez Jácome, asistirá hoy a su último pleno municipal, tras anunciar que deja su acta en el Concello y, por ende, en la Diputación. Dice que se va al no verse capaz ya de “aportar nada”, pero no se arrepiente de haber llegado hasta aquí: “He aprendido en el lado personal y he sacado formación. Ahora puedo opinar sobre el estado de la ciudad porque lo conozco, no como los que opinan en el bar sin saber de lo que opinan”.

¿Por qué se va ahora?

Todo mi círculo sabe que llevo con esto montón de tiempo. Tuve que posponer la decisión, hubo presiones para que no me marchase, sentí que me estaban utilizando como un peón en un tablero de ajedrez. Si no me podía marchar no era porque yo valiese, sino porque mi voto contaba. Estuve aguanta, aguanta, aguanta. Pero empezaré 2022 fuera de esto, que es lo que quería.

¿Influyó en su retraso el audio en el que Jácome dice “vamos al abogado a cerrar la dimisión de Caride”?

Cuando iba a dimitir, se filtraron los audios y retrasé la decisión. A Gonzalo le llegó la noticia, alguien le estuvo diciendo el tema y como siempre actúa de esas maneras tan extrañas… Pero no hay más.

¿No da que pensar que hay algo más detrás de la dimisión?

No, no. La dimisión estaba mucho antes de esto. Mucha gente sabe que yo me quise ir cuando se fue Mario González. Mario se anticipó, después a mí me presionaron y me quedé.

¿Tenía cuentas pendientes con Jácome que saldar?

Como abogado tenía cosas pendientes con él. Tuve que ir solucionando e ir pasando a otros abogados cosas para desligarme completamente de la política y de la persona, y dedicarme a mi vida.

¿A qué se refiere cuando dice que se sintió utilizado?

He aprendido mucho, sobre todo de las relaciones humanas. La política se convirtió en un gran mercado donde hay empresas que tienen un producto a vender mediante una campaña de marketing, intentando criticar las deficiencias del rival. Y cuando se votan cosas para bloquear y que el que gobierna no tenga éxitos, pues es triste y denigrante. En política a veces tienes muchos peajes que no me gustan nada. A veces tenías que votar con las manos tapando la nariz. Ese es el gran problema. Creo que no valgo. No me gusta tener que defender lo contrario de lo que pienso. Y hay peajes que pagas y después no valen para nada.

¿Cuándo habla de bloquear se refiere a PSOE y al BNG?

Y las estrategias del PP… aquí no se salva nadie. Hay posiciones prefijadas. Vas a los debates y cuando vienen las propuestas ya sabes lo que va a votar cada uno sin haber escuchado argumentos. Hay cosas que tengo absolutamente claras, como el tema de la residencia de O Pino. Tenía claro que no había razón para no cambiar el uso de la parcela. Pero todos pecan de algo, como cuando a Villarino le piden dar un paso al lado y lo da, pero al PP no le llega y le pide irse de la política. Siempre se buscan justificaciones para no llegar a nada. Todo eso se mezcla y piensas ¡qué coño pinto yo aquí! Es una política muy artificial. Yo no aporto nada ahora y para ser un peón manejado por intereses políticos del resto no estoy. Llegué por mi vocación con el urbanismo, poner en marcha el plan de movilidad, modernizar la ciudad… No lo puedo hacer y no tenía sentido estar allí. No es ético. Nos pagan 400 euros por ir al pleno que salen del bolsillo de los ciudadanos y no tienen efecto práctico en la ciudadanía

Pero María Dibuja, Manuel Álvarez o Maite Rodríguez siguen.

Tienen otra forma de ver las cosas. Creen que pueden hacer cosas en política, tienen ganas, se han metido en un partido… No tengo ningún problema. Les dije que no me apetecía seguir y que no me iba a meter en un partido cuyo objetivo es trabajar para 2023. Es un partido nacional y solo milito en una formación si estoy a ‘full’ con su ideario. Si tengo discrepancias, no puedo estar. Además de que no lo veía útil, pero ojalá tengan suerte. Tengo mucha vida fuera y para mí la política estaba teniendo un peso psicológico que me estaba haciendo más mal que bien.

¿Ha cambiado su opinión sobre Jácome? ¿Le ve futuro?

Como lo veía antes. La situación sigue siendo crítica. La ciudad está como está, lo vemos todos. Viví toda la vida aquí, me gusta presumir de ciudad y ahora no puedo hacerlo, lo que le pasa a muchos ciudadanos. Si algo he aprendido es que ser concejal o alcalde es muy serio. No se puede jugar a estrategias políticas ni se puede ir a vivir de la política. Hay que tener compromiso, formación, fuerza de voluntad y ser valiente. Y, sobre todo, tener modelo de ciudad. Y no lo hay. Ni yo tengo esas características para poder seguir. Que venga alguien para poner la ciudad en su sitio o seguiremos toda la vida así.

¿Quiso ser alcalde?

Nunca me vi como alcalde, nunca quise serlo. Tengo vida al margen de la política y eso me lo hubiera cercenado. No me veía ni con capacidad ni con valor. Cuando empezó todo había decepciones con Gonzalo por su personalismo, como cuando me paró el plan de movilidad, pero ese no fue el problema, sino las dudas sobre la legalidad de su actuación. Nos asustamos. El peor paciente para un médico es un médico y el peor cliente para un abogado es un abogado. Vi cuestiones, dudé de su legalidad y tuve que actuar. Invito a la gente a que se vea en mi situación. Profesional del Derecho que conoce las consecuencias jurídicas que puede tener determinado proceder y portavoz del grupo municipal que tiene que firmar y justificar las entregas de dinero. Descubro irregularidades y qué voy a hacer.

Ahora investigan a Jácome…

¡Claro! ¿Y qué haría yo? ¿Iba a ser cómplice de comportamientos en los que no he participado? Aquel momento fue crítico.

¿No había nada más detrás?

No. Otros lo quisieron aprovechar, porque me consta que hay quien se sumó al carro para sacar beneficio político. Después, como no fue hacia adelante, se echaron atrás. El PP se sumó al carro para irse de la junta de gobierno y exigir cuentas al alcalde y luego vino Miguel Tellado a decir que había que restituirle el prestigio.

¿Se arrepiente de no haber favorecido la moción de censura en la Diputación?

Tenía un trato excelente con todos, con Baltar y los compañeros del PP, y también con gente del PSOE, aunque hubo enfrentamientos, como cuando atacaron un concierto de mi hijo en el Principal. Pero en la Diputación siempre me sentí más cómodo que en el Concello, me da más pena dejarla. Cuando vino la posible moción de censura, dije que no votaría a favor, pero que si era el único que iba a obstaculizarla me marcharía antes para que la responsabilidad recayese en Jácome, que es quien hizo los pactos. Se interpretó como que yo no veía con buenos ojos la moción, cuando lo único que dije es que no quería estar en el ojo del huracán. Porque, al final, mi voto no era suficiente. Tenía que votar Armando Ojea también. Al final aquí se usa a concejales y diputados por su voto. Mientras tenemos un voto somos alguien, si no ya no somos nadie. Nos utilizan como peones. Estamos aborregados. Cuando asumí la vicepresidencia renuncié a la retribución para que nadie dijese que iba a cobrar 60.000 euros. ¡Y aún hay quien me dice que soy un gilipollas! No interesaba que lo hiciera gratis porque hay profesionales de la política. Quieren que seas como un corderito

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La evolución del emprendimiento en la provincia, el análisis de los datos del paro, la dimisión de Miguel Caride como concejal en Ourense o las últimas novedades de la pandemia, entre las informaciones que trae Antonio Nespereira en Las Noticias del Primer Café.

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