Centeno o avena, una opción para restaurar suelo quemado

SUELO TRAS EL FUEGO

El sustrato generado por los incendios aumenta el riesgo de erosión y desplazamiento de sedimentos

En Santa Baia de Montes (Cualedro) lo que fue una zona de explotación agrícola, ahora saturada de ceniza y árboles carbonizados.
En Santa Baia de Montes (Cualedro) lo que fue una zona de explotación agrícola, ahora saturada de ceniza y árboles carbonizados. | Miguel Ángel

Según datos proporcionados por la Consellería de Medio Rural de la Xunta de Galicia, los incendios en la provincia de Ourense han dejado un saldo de 90.628 hectáreas calcinadas. No son solo números, son evidencias para ejercer una mirada crítica sobre la realidad. Son más de 90.000 hectáreas en las que se ha alterado la composición, estructura y fertilidad del suelo.

La acción del fuego consume la capa superficial de hojarasca y materia orgánica, componentes esenciales para la estructura y porosidad del suelo. La eliminación de esta cubierta vegetal compromete la capacidad de la tierra para retener humedad, dejándola a merced de la erosión. Santiago García, ex decano del Colegio de Ingenieros Forestales de Ourense, explica al respecto que “la ceniza está compuesta de fósforo, y el fósforo en sí es un buen aliado, pero una sobresaturación es un auténtico problema”.

A esto se suma la formación de una capa que repele el agua en la superficie del suelo. Este sustrato, creado por la combustión de ceras y resinas vegetales, dificulta la absorción de la lluvia, lo que aumenta el riesgo de erosión y el desplazamiento de sedimentos.

En cuanto a las consecuencias del fuego para las actividades agroganaderas, Manuel Rojo, presidente del Colegio de Ingenieros Técnicos Agrícolas de Ourense, sostiene que “durante un tiempo, la degradación crónica de los suelos y la consiguiente del pastoreo extensivo se va a generar que no tengan comida los animales, lo cual es grave para la economía local”.

Explotación ganadera en A Espasa, Chandrexa de Queixa.
Explotación ganadera en A Espasa, Chandrexa de Queixa. | Miguel Ángel

No obstante, ambos expertos sugieren la siembra de centeno o avena. Proponen además, un análisis detallado del suelo en las áreas afectadas con el fin de determinar la magnitud de la sobresaturación de compuestos tóxicos. La adición controlada de compost o materia vegetal podría neutralizar el exceso de fósforo y reintroducir otros nutrientes esenciales.

De forma simultánea a la restauración de los suelos, se recomienda la provisión de forraje externo, así como piensos suplementarios. A medio plazo, estas estrategias se convertirían en alternativas eficaces para la reforestación selectiva con especies herbáceas resistentes y aptas para el consumo animal.

Los biólogos apuestan por la regeneración natural del monte

El Colegio de Biólogos de Galicia pide prudencia y priorizar la regeneración natural tras los incendios y subraya que las actuaciones deben centrarse únicamente en aquellas zonas con alto riesgo de erosión o pérdida de suelo. Los biólogos advierten en contra de repoblaciones agresivas, ya que pueden causar más daño que el propio incendio. En su lugar, abogan por fomentar la regeneración natural, destacando que muchos ecosistemas gallegos ya demuestran una buena capacidad de recuperación por sí mismos si no se interfiere con prácticas inadecuadas.

Para los casos en que la restauración forestal sea necesaria, exigen el uso de especies autóctonas y adaptadas a las nuevas condiciones climáticas. El objetivo de estas plantaciones debe ser mejorar la biodiversidad, estabilizar el terreno y reducir la vulnerabilidad del monte frente a futuros incendios y sequías.

Contenido patrocinado

stats