La crisis aún deja huella en las zonas residenciales del entorno urbano

URBANISMO

El modelo adosado y pareado está en revisión mientras varios concellos acumulan decenas de viviendas abandonadas o con las obras por terminar

En la imagen, viviendas sin terminar en una urbanización de Barbadás, que lleva unos diez años abandonada.
En la imagen, viviendas sin terminar en una urbanización de Barbadás, que lleva unos diez años abandonada.

La huella de la crisis inmobiliaria aún es visible en muchas zonas de la provincia. Las viviendas unifamiliares del rural, como consecuencia de la despoblación, ya no despiertan el mismo interés de antaño. Tampoco remonta el modelo de chalets adosados que proliferaron en el perímetro urbano. Montealegre, Tapada de Bouzas, Monterrei, El Madrigal o Barbadás acumulan propiedades a la venta.

Hay casos como el de Val do Seixo, en el concello de A Merca, en los que la crisis del 2008 obligó a paralizar una de sus ampliaciones. La promotora pasó por dificultades y se quedó con las viviendas Bankia, pero decenas de casas están en estos momentos abandonadas, con las puertas y cristales rotos, las entradas de garajes violentadas y el pequeño terreno que las rodea, lleno de maleza.

Manuel Jorge Velo, alcalde de A Merca en el momento en el que se dio licencia para esta promoción, reconoce que la segunda fase "está rematadas, con todo tipo de servizos pero as vivendas están sin habitar". Es más, ante el estado de abandono que sufren, advierte que "desde o Concello xa lle temos requerido para que a zona estivese en boas condicións e non nos fan caso, incluso o Concello ten feito labores de limpeza alí pola súa conta". Eso sí, la primera fase está en perfecto estado y en su mayoría habitada.

Este un ejemplo de urbanización víctima de la crisis. Miriam Silva, de la agencia inmobiliaria Serygest, indica que alguna vivienda de Val do Seixo está a la venta pero el modelo de chalets adosados "tiene poco público en la actualidad". En su momento, allá por el 2008 algunas viviendas salían a la venta sobre plano en 95.000 euros "y hoy algunas tienen un precio de 189.000" en aquel lugar.

Varios casos

Val do Seixo no es la única urbanización que ha quedado a medias. Otras están en situación semejante. En Barbadás, en la carretera que sube a Toén, esqueletos de viviendas a medio construir llevan más de diez años abandonadas y las pintadas y el deterioro es visible desde el entorno. Y es que el frenazo inmobiliario ha sido considerable, no solo en cuanto a venta, sino a construcción de viviendas de nueva planta o rehabilitación.

Según los datos oficiales del Ministerio de Fomento, el record de edificios de nueva planta en Ourense se batió en el año 2005 con 774 inmuebles, de los que 646 fueron para uso residencial. Desde entonces la caída ha sido constante, con episodios de desplome tras el estallido de la crisis. En el año 2017 —último del que hay datos fiables— la cifra había caído hasta los 133, de los que 78 eran residenciales. En el año 2007 se incorporaron 778.715 metros cuadrados en los citados inmuebles y diez años después la cifra caía hasta los 83.126 metros cuadrados.

Cualquier consulta a profesionales inmobiliarios determina que el modelo ha vivido tiempos mejores. Miriam Silva reconoce que "hay todavía muchas propiedades a la venta" en las sucesivas urbanizaciones que se han ido edificando.

Con la población cayendo el modelo urbanístico se resiente, pero también los servicios no acompañan. Una propietaria de Val do Seixo, en A Merca, dice sentirse a gusto, pero enumera algunos inconvenientes como "que se debe coger el coche para todo, no hay transporte público y los servicios públicos no son eficaces".

Muy críticos

Algunos profesionales se muestran críticos con este modelo residencial. Alberto de Paula, presidente del Colegio de Arquitectos, dice que este tipo de urbanizaciones, formadas por viviendas unifamiliares o pareadas, "normalmente con volumetrías similares, acaban generando un fuerte impacto en nuestro paisaje". Sostiene que "si no existe planificación adecuada que obligue a incluir en estas urbanizaciones espacios públicos, equipamientos y zonas verdes, el resultado final suele ser el de muchas casas sin más". Es decir, "islas dentro de nuestra periferia muchas veces inconexas con el entorno y carentes de espacios de relación".

Manuel Doval, concejal de Urbanismo del Concello de Pereiro de Aguiar —concello en el que se ubican varias urbanizaciones— asume que este modelo tiene algunas carencias. "O déficit máis importante que seguimos tendo é o do transporte metropolitano, que xa debería de estar funcionando e que obriga ós veciños a usar o seu propio coche ou buscar sistemas alternativos". Doval cree más en el modelo de autoconstrucción o promoción de viviendas individuales, más que en chalets adosados. Por ejemplo, subraya que desde que se aprobó el plan de urbanismo "hai 40 vivendas máis en Lamela ou 35 máis en Pedrayo e en zonas zomo Tibiás duplicáronse as licencias".

Aún así, y a juzgar por el movimiento de compraventa, si las viviendas del rural están en un momento complejo para comercializarse, el modelo pareado o adosado está un escalón más abajo.

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