De la crisis a las oportunidades

Lucha contra el coronavirus

En tiempos de pandemia, los negocios con mayor componente tecnológico han podido renovarse, encontrar nuevas soluciones y salir airosos con enfoques online. Mientras, los sectores tradicionales intentan sobrevivir en una situación crítica.

A. Nespereira / E. Martínez

Publicado: 09 mar 2021 - 07:02 Actualizado: 10 mar 2021 - 08:11

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“Las pymes saltaron ya al mercado digital"

DixitalGou se dedica a ayudar a otras empresas en su transformación digital. "Muchas compañías creen que están informatizadas por usar ordenadores o tener una página web, cuando implica muchísimo más", destaca el ourensano Pablo Sanmartín, al frente de la iniciativa. A lo largo de los últimos meses, les han llegado clientes desde sectores tan diferentes como la hostelería, la moda o la educación. "Si algo bueno ha tenido este drama es que las empresas han avanzado cinco años de golpe en lo digital, han descubierto que su supervivencia vendrá de la mano de una transformación digital real", explica. Este año, asegura, han aumentado en un 30% su número de clientes. "La globalización ha muerto. Nos hemos dado cuenta de que el consumidor da un valor añadido a las empresas que sienten cercanas, y las pymes saltaron a competir en ese mercado digital antes vetado a las grandes compañías", explica. La crisis conlleva cambios. Tecnologías como los códigos QR llevan ya 20 años entre nosotros, pero su uso era meramente residual hasta que la pandemia obligó a evitar folletos y papeles. Ahora su empleo forma parte de la estrategia empresarial.

“Perdimos el miedo a impartir clase online"

Rodríguez recuerda cuando las clases online de la academia Galeduca suponían un porcentaje residual. Pero con el confinamiento pasaron de tener más de 80 alumnos a apenas media docena. Entonces, convirtieron la necesidad en virtud y al ofrecer más servicios lograron darle la vuelta a la situación. "Le perdimos el miedo al online y hemos comenzado a trabajar con gente de fuera de Ourense", celebra. De repente, las fronteras se difuminaron: "Por ejemplo, una de nuestras alumnas es una chica que prepara desde Bogotá Competencias Específicas, una selectividad para extranjeros, con el objetivo de venir a estudiar a Santiago. El formato online imponía -reconoce- pero era cuestión de o hacemos esto o no hacemos nada. La pandemia nos obligó a abrir nuestra mente. En un año, el porcentaje de clases online pasaron del 5% al 35%, y seguirá subiendo". Eso sí, con matices según la edad: "La eficiencia de las clases es casi igual para los adultos, pero en el caso de menores de 16 años viviremos cierta vuelta a lo presencial en cuanto sea posible ya que hay que estar mucho más encima para mantener la atención, y eso exige creatividad".

“Están ganando dinero con nuestra miseria"

El hostelero Pablo Domínguez se vio obligado a bajar las persianas de Adega das Caldas y Don Gaetano. Resisten A saia da Carolina y Baysha. Eso sí, ambas cerradas a la espera de que se amplíen los horarios. "Si no se puede abrir hasta las 22,00 no compensa", explica. Con el take away tampoco cubre gastos: "Es solo un complemento. Entre intermediarios, costes de envases, gastos de envío... Solo tiene sentido si ya estás abierto, y entonces sirve de ayuda para facturar algo más". Domínguez pensaba que tras un par de semanas de la reapertura se retrasaría la hora legal de cierre, pero no ha sido así. "Se echa en falta algo de visión. Hemos recibido algo de ayuda por parte de la Xunta, pero el Gobierno central solo aportó un préstamo del que ya estamos pagando intereses. Puedes solicitar aplazamientos en las cuotas del ICO al estar parado, sí, pero los intereses los tienes que pagar igual. Están ganando dinero a costa de nuestra miseria, mientras la vacuna va lenta no, lo siguiente", critica. Por el momento, sus dos negocios restantes no correrán la misma suerte que Adega das Caldas "gracias a sus propietarios, que son gente razonable", reconoce.

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