Cronología de una larga espera: 18 años del AVE a Galicia

Raquel Sánchez Jiménez será la primera ministra que llegue a la estación de Ourense a bordo de un tren de alta velocidad. Un logro que alcanzará a los cuatro meses y diez días de haber tomado posesión de su cargo. Su responsabilidad al frente del ministerio de Transportes, antes Fomento, llegó cuando el último tramo de la línea ya se encontraba en pruebas. Le precedieron cuatro ministros y dos ministras en los dieciocho años que tuvieron que transcurrir desde que se puso negro sobre blanco el primer proyecto de alta velocidad a Galicia en 2003, de la mano de Francisco Álvarez Cascos. Aquello no era un AVE, ni mucho menos, pues aprovechaba la mayor parte de la vieja línea de Zamora a la que le incorporaría la segunda vía y sobre ella se realizaban variantes y mejoras que permitían al tren circular a una velocidad máxima de 160 kilómetros por hora en algunos tramos y algo más de doscientos en otros. Álvarez Cascos anunciaba un AVE con fecha de llegada a Ourense en 2008, que después se prorrogó hasta 2010.

Sucedido por Magdalena Álvarez en 2004, la ministra socialista cambió aquel plan y definió una línea de nueva construcción exclusivamente para trenes de viajeros. Un proyecto más ambicioso pero también con más plazo de ejecución, fijando el horizonte en 2012. Llegó ese año y lo único que estaba en servicio era el tramo de 87 kilómetros entre Ourense y Santiago, inaugurado el 10 de diciembre de 2011 por José Blanco que había asumido el ministerio en 2009 y poco tiempo después había aplazado hasta 2015 la finalización de la línea desde Olmedo hasta Santiago.

Blanco fue relevado el 22 de diciembre de 2012 por Ana Pastor, bajo el gobierno popular de Mariano Rajoy. Seis meses después empezaban a circular los trenes Alvia duales de la serie 730, los que este lunes siguen realizando el servicio diurno Galicia Madrid, acercando la estación de Chamartín a la de A Ponte en cinco horas y cinco minutos. La mayor parte de los tramos de la línea se encuentran en obras y Ana Pastor anuncia una nueva fecha aplazando hasta 2018 la llegada del AVE a Ourense, en vía única, aunque la plataforma se está construyendo para dos, como manera de afrontar la difícil coyuntura económica.

2018 es el cuarto aplazamiento y al poco tiempo de anunciarse ya resulta imposible. Porque esos tres años de margen coinciden con los años en los que la mayor parte de los contratos en el tramo gallego están paralizados. Ana Pastor deja el ministerio en 2016 prometiendo una fecha que ya sabía a ciencia cierta que no podría cumplir. Pero tendrá que ser su sucesor Íñigo de la Serna quien la desmienta, aunque con timidez, puesto que da un nuevo plazo, 2019 que también resulta imposible, a pesar de que sea quitando del plazo la variante exterior. A cambio, recuperó la doble vía para casi todo el recorrido desde Zamora a Taboadela. En 2018 José Luis Ábalos recoge su testigo y también el compromiso de 2019, aunque ya no para la llegada de un tren en pruebas, sino para la finalización de las obras. Tampoco lo podrá cumplir. Y no solo porque seguía pesando el lastre de los retrasos provocados en tiempos de Ana Pastor. También por una planificación inadecuada en la tramitación de contratos imprescindibles, como la construcción de las bases de montaje.

Paradójicamente, la pandemia lejos de retrasar permite recuperar el ritmo de las obras, pese a lo cual las obras no concluyen hasta los primeros días de 2021. En su afán de contrarrestar el descrédito acumulado por seis ministerios, incluyendo el suyo, Ábalos se compromete a que el AVE entre en servicio en 2021. Se dice que en primavera. Se deja para el otoño. Y, casi aciertan. Entrará en servicio el primer día del invierno. Bajo el mandato del séptimo ministerio. El número mágico del 7 que trae Raquel Sánchez.