Vaciado de embalses en Ourense | Las eléctricas extrajeron 5.000 millones de los ríos en 20 años

La escalada del precio de la electricidad y el brutal vaciado de varios embalses reguladores vuelve a recordar la singular capacidad de las grandes compañías hidroeléctricas: turbinar más o menos agua según el precio del megavatio hora (MWh) para obtener más beneficios sin aumentar los costes. Y Ourense, convertida desde hace 70 años en una de las baterías de España, funciona como ejemplo ideal del negocio. La provincia tiene instalado en sus 22 grandes centrales un total de 2.195 megavatios (mv) generando una media anual de 4.306 gigavatios hora (GWh), según los datos recopilados entre 2004 y 2018 por la Confederación Hidrográfica Miño-Sil (CHMS). En un año favorable, como 2018, la producción bruta de los ríos ourensanos ascendió a 5.485 GWh y en este 2021, con la tarifa eléctrica disparada, se esperan cifras de récord: en el primer semestre, a nivel estatal Iberdrola ya avanzó que turbinó un 37% más. La cosecha es jugosa: situando el precio medio del MWh a 45 euros, las eléctricas extraen de los ríos de la provincia al menos 220-250 millones cada año. En 2021, teniendo en cuenta el aumento en la producción y en el precio de la luz -la Asociación de Empresas con Gran Consumo de Energía estima que el año se cerrará a 74,67 euros por MWh- el botín se disparará por encima de los 500 millones. De momento, y en una estimación conservadora, los ríos ourensanos ya han generado 5.000 millones en el siglo XXI.

Dejando al margen a las minicentrales, más del 95% de lo producido en los ríos ourensanos queda en manos de tres multinacionales. Iberdrola controla 13 grandes centrales (y otros 5 aprovechamientos, como As Portas): con una potencia de 1.369 mv tienen una producción bruta media al año de 1.955 GWh -en 2018 llegó a los 2.549- y un beneficio anual estimado de 110-115 millones. Con siete grandes centrales y 522 megavatios instalados, Naturgy produce de media al año casi los mismos GWh que la empresa vasca (1.893). Y Endesa, con 5 grandes centrales firma una producción anual media de 466 GWh .

Estas tres empresas, a través de sus respectivos árboles geneálogicos, manejan la tarta hidroeléctrica ourensana desde la inauguración de As Conchas en 1948. Y gracias a esas discutibles prórrogas, salvo una intervención del Gobierno no habrá cambios a gran escala hasta la caducidad de las concesiones de Cornatel y Quereño, en 2036. Las actuales reglas del juego se traducen en que frente a esos 5.000 millones generados en las últimas dos décadas solo han repercutido de forma directa en la provincia unos 260 millones -es decir, un año de beneficio de las eléctricas-. Esta cantidad bebe de los impuestos (IBI e IAE) que las concesionarias pagan en los municipios que acogen las sedes de cada infraestructura -en una estimación, 8 millones anuales- y del canon autonómico que Galicia cobra desde 2011 y que asciende a 12 millones al año -9,9 en Ourense, a repartir entre el medio centenar de concellos afectados por embalses-. A esto se sumaría el canon estatal. Pero al recaudarlo la CHMS -según sus datos, unos 54 millones al año desde hace ocho, aunque el Supremo derogó en mayo el de 2013 y 2014-, el dinero también se marcha de la provincia.