El fuego no entiende de concellos

CASI 59.000 HECTÁREAS

En estos últimos diez días ardieron en la provincia casi 59.000 hectáreas, el equivalente a toda la superficie calcinada en los últimos siete años en Ourense. El incendio que más avanza ahora es el de Larouco que ya llegó a Rubiá

Las llamas devoran la ladera junto a la N-120, poco antes de A Rúa.
Las llamas devoran la ladera junto a la N-120, poco antes de A Rúa. | Xesús Fariñas

Los incendios que asfixian literalmente a la provincia desde hace diez días pasan de un municipio a otro sin respetar fronteras. No existen lindes municipales ni provinciales que detengan el avance. Saltan de un lugar a otro como en una versión mala del juego de la oca. De Larouco a Quiroga (Lugo) y de la parroquia de A Esculqueira, en A Mezquita, a la provincia de Zamora. Y de Porto (Zamora) a Pena Trevinca y Casaio (Carballeda de Valdeorras).

“O lume non entende de concellos”, aseguraba ayer la alcaldesa de Vilariño de Conso, Melisa Macía, atenta al humo que les llega desde Viana. La mandantaria local habla con conocimiento de causa. El incendio declarado en su ayuntamiento, en Mormentelos, hace una semana acabó unido a otros dos importantes iniciados en Chandrexa. A partir de ahí, saltó a Manzaneda, Montederramo, Trives, O Bolo y Laza hasta convertirse en el mayor fuego de la historia de Galicia, con 17.500 hectáreas calcinadas.

Otro tanto sucedió con el frente de Seadur (Laoruco) que comenzó en la tarde del pasado miércoles y se fue extendiendo por concellos de otras provincias como Quiroga (Lugo), además de Petín, A Rúa, O Barco y Rubiá. En este último concello, las llamas se aproximaron a la Serra da Encina da Lastra. Los vecinos de San Vicente, en Vilamartín, los mismos que un día quedaron sin carretera por culpa de los estropicios de la cantera, ahora ya tampoco tienen pueblo. Solo doce casas quedaron en pie. La voracidad se traduce en cifras: de 4.000 a 12.000 ha en solo 24 horas.

Uno de los momentos críticos de la jornada de ayer se vivió en Cenza (Vilariño). Los agentes del Grupo de Rescate e Intervención en Montaña de la Guardia Civil rescataron a una persona que abría un cortafuegos a la que el fuego había rodeado por completo debido a los cambios constantes de las rachas de viento. Según fuentes del Instituto Armado, solicitaron asistencia de medios aéreos que hicieron varias descargas para auxiliarla.

Las condiciones meteorológicas, con Valdeorras en alerta roja por calor, no mejoraron la situación de los diez grandes fuegos descontrolados en la provincia en el día de ayer. En total, ya ardieron 58.797 hectáreas (más de un 8% de la superficie provincia calcinada) en poco más de una semana, lo equivalente a toda la superficie calcinada en la provincia en los últimos siete años (2018-2024).

La ecuación infalible

La mano del hombre (o mujer) prende la mecha en cuatro de cada cinco incendios y la naturaleza aviva las llamas: la sequía convierte la vegetación en combustible inflamable; el viento las descontrola y potencia su peligrosidad y el calor alienta la combustión. La regla del 30-30-30 nunca falla, tal como recoge la Fiscalía de Medio Ambiente en su última memoria: más de 30 grados de temperatura; menos del 30% de humedad y vientos de más de 30 kilómetros por hora. “Sólo es necesaria una chispa (en forma de rayo, incendio provocado, un cable caído, una fogata o un cigarrillo) para desatar un incendio que podría durar semans y carbonizar decenes de miles de hectáreas”, recoge el Ministerio Público, basándose en los informes de Greenpeace.

Los incendios que siguen sin control son los de Chadrexa/Vilariño de Conso; Maceda (Santiso y el de Castro de Escuadro se unieron); el de Oímbra (A Granxa) se unió al de GUdín (Xinzo), que afecta también a los concellos de Monterrei, Cualedro, Verín y Laza; A Mezquita, que también alcanzó a Viana do Bolo, A Gudiña así como a la provincia de Zamora; tres diferentes en Vilardevós (Vilar de Cervos , Moialde y Fumaces); Larouco; Carballeda de Avia-Beade (ya se unieron ayer) y San Cibrao (Rante).

Está estabilizado el de Montederramo (Paredes), que calcinó 120 hectáreas, y controlado el de Mourazos, en Verín.

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