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BECADOS POR LA FUNDACIÓN AMANCIO ORTEGA
Más de 8.500 estudiantes de toda España se presentaron al proceso de selección del Programa de Becas de la Fundación Amancio Ortega, donde se seleccionaron 450 alumnos de 4º de la ESO que cursarán 1º de Bachillerato en Estados Unidos o Canadá el próximo año académico (2025/2026). Entre las 80 becas concedidas al estudiantado gallego, cuatro pertenecen a la provincia de Ourense.
Iago y María, del colegio Carmelitas; Goyo, del Luis Vives; y Ausberto, del CEIP O Couto; serán los cuatro ourensanos que llevarán nuestra cultura al otro lado del Atlántico el próximo curso educativo. Una experiencia que esperan ilusionados y que reciben como una recompensa al esfuerzo y la dedicación de los años escolares que les preceden.
Una media de notable en 3º de la ESO, una prueba de inglés y una entrevista de carácter presencial son las diferentes etapas que han tenido que pasar los cuatro estudiantes en un proceso que no califican como complejo a nivel de conocimientos, pero sí como tedioso en cuanto a la espera y a la tensión de ser -o no- seleccionados.
Reconocen ahora la importancia de ser uno mismo en todas las fases de la convocatoria, con especial hincapié en la entrevista personal. Para María, si sigues este consejo, y “estás preparado para hablar en inglés y desenvolverte allí, vas a tener suerte”. Tener una buena base previa y no intentar engañar a los seleccionadores se convierten en las dos pautas a imitar que los cuatro estudiantes consideran fundamentales para aquellos alumnos que quieran seguir sus pasos en próximas convocatorias.
Semanas de incertidumbre que se tradujeron en el mejor regalo de navidades cuando a finales de diciembre recibieron la mejor de las noticias: los cuatro irán a Canadá durante el próximo curso.
Las redes sociales, donde se acercaron a testimonios de otros becados; la familia, que les inculcó la idea de inscribirse; o el propio centro escolar. Así conocieron la existencia de un programa que ya es tradición y que lleva más de 5.000 becas ofertadas desde su inicio en el año 2010. Y estos diferentes entornos fueron los que les animaron a presentar la solicitud que les llevará a descubrir una nueva cultura ajena por completo a lo vivido hasta el momento. Con esa intención esperan los cuatro ourensanos la llegada del próximo curso, que sienten “crucial” de cara a su futuro.
Ausberto, que tiene “unas aspiraciones muy grandes en la vida”, y cuyo interés por la ingeniería o la astrofísica le lleva a desear un trabajo en la NASA, habla de esta experiencia como una puerta abierta al conocimiento, donde “es muy necesario el inglés”. Lo mismo le sucede a María, quien ve su futuro en la psicología clínica o la biomedicina, ramas no muy financiadas a nivel nacional, por lo que “salir fuera va a ser una ayuda”. En el caso de Goyo, interesado en la tecnología, esta oportunidad le permitirá acercarse a “nuevas culturas y a conocer mundo”, permitiéndole “tener más puntos de vista y abrir la mente”. También con las ciencias en la cabeza, Iago, quien todavía no puede elegir entre sus múltiples intereses -como la medicina o el espacio- sí tiene claro que esta será una experiencia que le marcará “desarrollando la personalidad futura”, al tiempo que le permitirá acercarse a “deportes totalmente distintos a los que hay en España”.
El programa de becas de la Fundación Amancio Ortega no permite a los estudiantes elegir el lugar de destino, que puede ser Estados Unidos o Canadá. Pero parece que a los estudiantes ourensanos los ha visitado la suerte, puesto que ninguno de ellos cambiaría su lugar de destino. Aunque desconocen todavía quién será su host family -o la familia que les acogerá- sí saben que los cuatro estarán en diferentes puntos de Canadá.
Aunque a priori podrían haberse sentido más atraídos por Estados Unidos, una vez valorados con detenimiento ambos países, coinciden los cuatro en que el sistema educativo canadiense es “más potente que el americano”, así como el entorno “mucho más seguro”.
“Quiero hacer de todo. Voy a aprovechar esta oportunidad como si fuera la última que voy a tener”. De esta forma definió Goyo las expectativas con las que afrontan ese próximo año en el que -además de estudiar- van a poder sumergirse de lleno en cómo se vive allí el día a día. La importancia, “ya no solo de viajar al sitio, sino de rodearte de gente”, como apuntó María.
Aunque la positividad y la emoción de los alumnos les lleva a no mencionarlo sin que se les pregunte, es cierto que durante esta experiencia los jóvenes tendrán que vivir algún pequeño obstáculo, como el de sentirse lejos de sus familiares y amigos durante todo el tiempo que dura la beca. Según contempla el propio programa, no se podrá volver a España ni recibir visitas en el transcurso de esta experiencia.
Pero, tal y como lo resume Iago, aunque todos coinciden en que van a echar de menos ese respaldo que significa la familia, “uno lo piensa y allí va a descubrir cosas totalmente nuevas y tiene que estudiar, practicar deporte, conocer gente… Quienes están allí no serán totalmente tu familia, pero con el tiempo vas a cogerles también cariño y cuando vuelvas esa será la pena”.
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